El peronismo enfrenta un quiebre cada vez más profundo, a tan solo un mes del cierre de listas en la provincia de Buenos Aires. La situación se agudiza tras un acto de Axel Kicillof y la inminente reaparición de Cristina Fernández de Kirchner (CFK), lo que podría consolidar el peor escenario electoral para el partido. La crisis no se limita a la provincia de Buenos Aires, ya que el riesgo de una debacle se extiende a nivel nacional.
El armado electoral del PJ tiene a Buenos Aires en el centro de todas las miradas. El sábado, Axel Kicillof declaró que el "enemigo a vencer" se encuentra fuera de su espacio político y es Javier Milei, pero también aprovechó la ocasión para criticar a La Cámpora por su "sectarismo". El tiempo para lograr la unidad del PJ se agota rápidamente.
Este lunes, la atención se centra en la reaparición de Cristina Kirchner: la gran pregunta es si "apostará a la fractura" o si cederá ante la "necesidad de unidad" para evitar una "debacle electoral". Estas tensiones internas se dan mientras el Gobierno nacional se permite debatir sobre quién encabezará las listas en la provincia: José Luis Espert, opción de Milei; otro libertario, según Karina Milei; o Diego Santilli, la preferencia del PRO.
Divisiones que se extienden más allá de Buenos Aires
Las fracturas en el PJ se replican en diversas provincias, marcando un patrón de derrotas electorales recientes en Chaco, San Luis, Salta y Jujuy. Una posible excepción a esta tendencia podría ser Entre Ríos, provincia gobernada por Rogelio Frigerio. Allí, Guillermo Michel, ex titular de la Aduana y referente del ex ministro Sergio Massa, se postula como candidato a diputado nacional, y Adán Bahl, ex intendente de Paraná, busca una banca en el Senado nacional.
El peronismo también tiene la posibilidad de lograr una "buena elección en Tucumán" si el gobernador Osvaldo Jaldo decide "abrir la lista oficial con los libertarios". Sin embargo, esta estrategia generaría interrogantes sobre la reacción del sector vinculado al ex ministro de Salud, Juan Manzur.
En contraste, en muchos otros distritos, las divisiones internas se profundizan día a día. La "última fractura" se registró en Chubut, donde el peronismo se dividió. Un sector, liderado por los sindicalistas Alfredo Beliz (Mercantiles) y Jorge Taboada (Camioneros), optó por "abandonar el sello oficial", acusando a la conducción de estar "dominada desde Buenos Aires por La Cámpora".
Esta división en Chubut beneficia directamente al gobernador Ignacio Torres y a la lista impulsada por Javier Milei. Si estas facciones presentan listas separadas, podrían asegurar los "dos cargos de diputados en juego", dejando a las dos vertientes del peronismo en tercer y cuarto lugar, "sin representación".
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