Los Ángeles se ha convertido hoy en el foco central de la polémica agenda migratoria de Estados Unidos. Las violentas protestas que surgieron en los últimos días contra las masivas redadas de migrantes han encendido una chispa difícil de apagar en una ciudad donde la mitad de sus habitantes son hispanos.
Cada redada, cada arresto y cada deportación impacta de lleno en una comunidad orgullosa de sus raíces latinas. La militarización ordenada por Donald Trump para reprimir las protestas no hizo más que agravar un conflicto entre dos partes dispuestas a ir a fondo.
Los angelinos poseen un historial de movilización superior a otras ciudades de los Estados Unidos, como lo demostró el llamado “levantamiento de Los Ángeles” en 1992, tras la absolución de los policías blancos que agredieron al taxista afroamericano Rodney King. En aquella ocasión, se registraron saqueos, disturbios e incendios. En ese momento, también fue necesario desplegar la Guardia Nacional e incluso soldados del ejército, aunque en esa ocasión sí contaron con el permiso de las autoridades locales.
En el otro extremo, se encuentra el gobierno de Trump, decidido a demostrar su determinación al hablar de deportar a 11 millones de inmigrantes. "Todo es parte de un plan. Busca sembrar el miedo, mostrar mano dura y asegurar que lo sigan apoyando quienes lo votaron. Está mostrando con evidencia que el país necesita ser limpiado de esta gente”, afirmó a TN desde Los Ángeles el analista estadounidense de origen mexicano-salvadoreño Luis Alvarado.
Trump se juega hoy en Los Ángeles el futuro de su política de mano dura migratoria. Las masivas redadas contra migrantes desataron las protestas.
Las redadas son visibles en una ciudad donde el 48% de sus casi cuatro millones de habitantes es hispano.
Las protestas comenzaron el viernes y no se detuvieron ni siquiera con la llegada el domingo de los primeros 300 efectivos de la Guardia Nacional, sin el consentimiento de las autoridades locales.
“Las protestas son lo que Trump necesitaba para mostrar poder. Es calculado. Pero esto se puede ir rápidamente de las manos. Estamos viendo rasgos de las protestas que sacudieron a Los Ángeles con el caso de Rodney King”, señaló Alvarado.
En este escenario de disturbios y movilizaciones populares, el mayor temor de las autoridades es que las protestas se extiendan a otras partes del país.
“Diría más que todo en los estados del oeste”, indicó el analista. Esa es la región con mayor presencia latina organizada en todo Estados Unidos.
Según Alvarado, Los Ángeles será el centro neurálgico de cualquier movimiento de protesta latina, aunque señaló que las manifestaciones podrían propagarse hacia ciudades vecinas como San Francisco, San Diego, Sacramento, San José o Fresno, donde la presencia hispana también es muy fuerte.
Desde la Casa Blanca, Trump necesita dominar los disturbios de forma rápida. De no hacerlo, corre el riesgo de que las protestas se propaguen. Necesita mostrarse duro, expeditivo y dominante contra todo aquel que se oponga a sus planes de mano dura contra la migración. Lo presenta como una lucha entre el bien y el mal.
Así, el discurso oficial se repite: “Las personas que causan los problemas son agitadores profesionales e insurrectos. Son malas personas”, declaró. Además, defendió la “excelente decisión” de militarizar la represión.
“Si no lo hubiéramos hecho, Los Ángeles habría sido completamente arrasada”, afirmó en su red Truth Social.
La batalla también se ha entablado contra el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, y la alcaldesa de la ciudad, Karen Bass, a quienes consideró “muy incompetentes”. Newsom nunca ocultó su deseo de liderar a su partido contra el gobierno de Trump para posicionarse como presidenciable en las próximas elecciones de 2028.
Sin embargo, la situación está comenzando a impactar entre los propios aliados republicanos de la comunidad latina. La senadora estatal de la Florida Ileana García, confundadora del grupo “Latinas for Trump”, dijo estar “profundamente decepcionada” de la actual política migratoria.
“Esto no es por lo que votamos. Siempre he apoyado a Trump, en las buenas y en las malas. Sin embargo, esto es inaceptable e inhumano”, afirmó la senadora de Miami, hija de refugiados cubanos.
Organizaciones de derechos humanos también han encendido la alarma. “Llamar a la Guardia Nacional sin que lo hubieran pedido las autoridades locales exacerba las violaciones de derechos humanos generalizadas que ya se están cometiendo con la Administración Trump y que incluyen arrestos ilícitos, detenciones multitudinarias y deportaciones masivas, expulsiones a prisiones peligrosas en otros países, la represión de la libertad de expresión, separaciones familiares y la negación del debido proceso”, dijo el director ejecutivo de Amnistía Internacional en Estados Unidos, Paul O´Brien.
No fue el único en advertir sobre esta situación. Las Naciones Unidas, en un pronunciamiento divulgado este lunes, afirmó: “No queremos ver una mayor militarización de la situación y pedimos a todas las partes a nivel local, estatal y federal que trabajen en este sentido”, dijo Farhan Haq, portavoz adjunto del secretario general de la ONU, Antonio Guterres.
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