La Autoridad del Agua de la provincia de Buenos Aires ha clausurado preventivamente la planta de Atanor en San Nicolás. La medida se tomó tras una inspección realizada el pasado 9 de junio, que reveló una grave violación de las normativas ambientales vigentes.
Los análisis de laboratorio confirmaron que la empresa estaba descargando ilegalmente efluentes industriales en el Río Paraná. Estos vertidos contenían altos niveles de agroquímicos, entre ellos glifosato, atrazina y clorpirifos, así como metales pesados como arsénico, plomo y cromo. Cabe destacar que Atanor solo contaba con autorización para la descarga de efluentes cloacales, no industriales.
La situación había sido previamente denunciada por vecinos y organizaciones como FOMEA y Greenpeace, quienes calificaron la acción como deliberada y clandestina, sugiriendo posibles consecuencias penales.
Como respuesta a la presión social y legal, Atanor anunció el traslado de su producción. Sin embargo, la empresa mantendrá un centro logístico en el predio, lo que genera preocupación en la comunidad por el posible almacenamiento continuo de sustancias peligrosas.
Greenpeace y los representantes legales de los vecinos exigen que Atanor asuma su responsabilidad por el daño ambiental provocado. Además, reclaman que se impida el uso futuro del sitio para cualquier actividad que implique riesgo químico y que se garantice una remediación integral del área afectada.
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