Solo 1 de cada 4 adolescentes de 15 años en Argentina puede resolver un ejercicio de regla de tres simple

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En Argentina, solo el 27% de los alumnos de 15 años es capaz de resolver un ejercicio de regla de tres simple, según un análisis exhaustivo de los resultados de las pruebas PISA de Matemáticas desde 2006 hasta 2022. Esta estadística refleja una situación alarmante en la educación matemática del país.

El estudio revela que apenas el 36% de los estudiantes logra el rendimiento necesario para resolver un ejercicio de proporciones de nivel "1a" de dificultad, que se encuentra por debajo del mínimo requerido en PISA. Solo el 20% de los alumnos puede resolver ejercicios de nivel 2, que es el mínimo esperado según los estándares de la prueba.

Los resultados muestran un retroceso en comparación con 2018, cuando el 69,1% de los estudiantes no alcanzó el nivel mínimo. Esta cifra había sido del 66,5% en 2012, 63,6% en 2009 y 64,1% en 2006, lo que evidencia una tendencia negativa en los últimos años.

El informe titulado “Abriendo la caja: ¿qué evalúa PISA en Matemática?”, elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación y con la autoría de Nicolás Buchbinder (Universidad de Colorado Boulder), Martín Nistal y Eugenia Orlicki (Observatorio de Argentinos por la Educación), examina las respuestas y niveles de dificultad de los ejercicios "liberados" por PISA en relación con los contenidos enseñados en cada país.

A pesar de los resultados negativos, el estudio destaca que existe una relación estrecha entre los contenidos evaluados y el currículum nacional de Matemática en Argentina: el 79,2% de los contenidos de la prueba PISA están incluidos en los diseños curriculares del país. Un 17,8% aparece en algunos currículums, mientras que el 3% no está presente.

Comparación Regional

En comparación con otros países de la región, Argentina queda rezagada. En Uruguay, la proporción de contenidos evaluados que están presentes en las currículas nacionales asciende al 84,1%, en Chile al 98,1%, y en Brasil al 99,6%.

Nicolás Buchbinder, coautor del informe, sostiene que “La Teoría de Respuesta al Ítem, muy difundida en evaluaciones estandarizadas, permite estimar qué porcentaje de estudiantes podría responder a cada uno de los ejercicios de una evaluación y eso es lo que intentamos hacer con los ejemplos liberados de PISA. Ésta es una práctica no tan frecuente que podríamos adoptar en nuestras evaluaciones nacionales y jurisdiccionales para mejorar los reportes de resultados”.

Andrés Rieznik, doctor en Física, divulgador y profesor de la UTDT, opina que “la comparación con países vecinos a la hora de evaluar los éxitos y fracasos del sistema educativo argentino es dolorosa y necesaria. Estamos muy por detrás de Chile y Uruguay”.

Por su parte, Marcela Svarc, profesora del departamento de Matemática de la Universidad de San Andrés e investigadora del Conicet, asegura que “es esperable que mejorar la enseñanza en el nivel secundario impacte positivamente en las tasas de aprobación y en la reducción de la deserción universitaria”.

Inés Zerboni, licenciada en Psicopedagogía y Neuropsicología y directora de Proyecto E, subraya la necesidad de un compromiso de toda la sociedad para revertir esta tendencia. “Es crucial que los estudiantes de hoy en día desarrollen competencias matemáticas, no solo para su vida académica y profesional, sino también para enfrentar los desafíos de la vida diaria. Debemos aprender de países como Singapur, que han logrado excelentes resultados en esta área”.

Metodología del Estudio

La prueba PISA de Matemática incluye hasta 30 ejercicios para cada estudiante, pero no todos responden a las mismas consignas. La OCDE, el organismo encargado de la evaluación, ha publicado 10 ejercicios (denominados "ítems liberados") con su grado y nivel de dificultad. El informe muestra ejemplos de estos ejercicios, que evalúan el cálculo de proporciones en situaciones literales y abstractas, la regla de tres simple y ecuaciones sencillas.

“Para realizar las pruebas PISA, primero se analizan las currículas nacionales para entender qué se enseña en cada país. Luego, se compara ese contenido con la evaluación de PISA para identificar coincidencias y diferencias. Con esta información, se desarrollan y adaptan ejercicios de evaluación culturalmente relevantes y alineados con los objetivos curriculares locales”, explican los autores del informe.

“Posteriormente, los ejercicios se validan y adaptan para asegurar la equivalencia en todos los países participantes. Finalmente, los resultados se contextualizan considerando las diferencias curriculares, lo que permite interpretaciones más precisas y comparaciones justas entre países”, concluyen.

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