El reciente escándalo en el Senado, desatado por el cambio de postura de los senadores misioneros en la votación del proyecto de Ficha Limpia, ha eclipsado otro tema delicado y aún sin resolver en el ámbito parlamentario: el incremento de las dietas de los senadores. Esta discusión, que ya acumula un año desde su inicio en abril, continúa sin una resolución por parte de los legisladores.
En la antesala de la sesión del pasado miércoles, el bloque oficialista, liderado por Ezequiel Atauche (Jujuy), hizo público un comunicado en el que, si bien respaldaba el proyecto de Ficha Limpia, también señalaba la "necesidad de discutir las dietas de los senadores nacionales".
El comunicado oficialista expresaba: "(Queremos) seguir reafirmando nuestro compromiso con la sociedad congelando las dietas de los senadores, no cobrando el aumento correspondiente a la actualización de los haberes. Si bien la inflación sigue bajando, los argentinos siguen haciendo sacrificios. Nosotros debemos ponernos al frente de ese sacrificio".
Sin embargo, este planteamiento no encontró eco favorable en la reunión de Labor Parlamentaria, donde los líderes de todos los bloques se reunieron para organizar la sesión. En ese momento, la vicepresidenta Victoria Villarruel ya había recibido notas de senadores como Luis Juez (PRO), solicitando no percibir el aumento derivado de la última paritaria sindical, que significó un incremento salarial del 2,7% para los trabajadores durante los meses de enero y febrero.
La raíz del aumento en las dietas radica en la decisión tomada en abril de 2024, cuando los senadores votaron a mano alzada -sin registro electrónico individual- vincular sus ingresos a los aumentos salariales de los empleados del Congreso. Como resultado de esta medida, los senadores percibieron en sus dietas de abril, cobradas en mayo, un ingreso bruto de $9,2 millones, que se reduce a $7,6 millones tras la aplicación de los descuentos correspondientes.
La capacidad de Villarruel para intervenir en este tema se ve limitada por su rol constitucional como representante del Poder Ejecutivo y, por ende, como administradora y presidenta de las sesiones del Senado. Las decisiones internas sobre las dietas solo pueden ser tomadas por el conjunto de los senadores o por una mayoría de ellos.
Cabe recordar que en enero, Villarruel firmó una resolución que mantuvo congeladas las dietas hasta el 31 de marzo. Durante ese período de receso parlamentario, la mayoría de los bloques, a excepción de Unión por la Patria, solicitaron formalmente a la vicepresidenta que emitiera un decreto interno para congelar los ingresos, comprometiéndose a abordar el debate de fondo en un futuro cercano, compromiso que aún no se ha materializado.
A pesar de la falta de una resolución general, se han presentado proyectos en las comisiones correspondientes para discutir los ingresos en los tres poderes del Estado, impulsados por José Mayans (UxP) y Francisco Paoltroni (exlibertario).
La problemática de los ingresos no se limita al Senado. En la Cámara de Diputados, un grupo de legisladores de diversas bancadas presentó un proyecto solicitando al presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, la reapertura de las negociaciones paritarias con la Asociación del Personal Legislativo (APL).
"Los legisladores no pueden permanecer indiferentes frente a la situación de pérdida de poder adquisitivo que afecta a los trabajadores legislativos", señala el comunicado firmado por diputados de Unión por la Patria, Encuentro Federal, Democracia para Siempre, Innovación Federal y Frente de Izquierda.
La diferencia crucial con el Senado radica en que, al estar las dietas directamente ligadas a los aumentos salariales, cualquier decisión de reapertura de paritarias en Diputados podría desencadenar un nuevo foco de controversia en la Cámara Alta.
En este contexto de debate y tensión, el senador santacruceño José María Carambia tomó una medida particular. "Entendí que, como habíamos pedido el rechazo del aumento de la dieta, me hubiese sentido hipócrita si no lo donábamos", explicó el legislador, quien el 8 de mayo realizó un sorteo público ante escribano de dos millones de pesos entre habitantes y organizaciones no gubernamentales de su provincia. Más de 6000 santacruceños se inscribieron en la iniciativa. Carambia planea repetir el sorteo el próximo mes como una forma de rechazar el aumento de su dieta.
El senador Carambia criticó el mecanismo de actualización automática de las dietas basado en los ingresos de los empleados legislativos: "El problema fue poner una actualización según los ingresos de los empleados. Primero porque hacemos que no les aumenten a los empleados, que son los que más necesitan un aumento. Y segundo, porque esos mecanismos son entendibles cuando hay hiperinflación. Hoy ya es irrisorio".
Finalmente, Carambia propuso una alternativa: "Lo que deberíamos hacer es desengancharnos de la actualización constante. Y cada año, que se junte el Senado y, si ellos creen que hay que aumentarse, que absorban el costo político. Así solucionaríamos todos los problemas. Hoy asumimos un costo político por haber hecho mal algo de urgencia, que se votó a último momento. Los funcionarios deben ganar bien, pero hoy me parece demasiado".
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