Mariano Soso atraviesa un momento crítico en Newell’s, sin encontrar respuestas dentro del plantel. Tras la tercera derrota en el torneo, esta vez ante Central Córdoba por 2 a 0, las dudas sobre su planteo y la capacidad del equipo para ejecutarlo se hacen más evidentes.
Pruebas sin éxito y una idea que no se consolida
El entrenador ha intentado múltiples variantes tácticas y cambios de posiciones en los jugadores, sin obtener mejoras. La falta de adaptación del plantel a sus ideas quedó en evidencia nuevamente el viernes por la noche en Santiago del Estero. “Lo que natura non da, Salamanca non presta”, reza un viejo dicho que parece encajar en la situación actual de la Lepra.
El problema principal radica en la incompatibilidad entre la idea del DT y los jugadores disponibles. Un técnico debe conocer las capacidades de su plantel y construir un sistema en función de ello. Si la estrategia no encaja con las características del equipo, el fracaso es casi inevitable, por más que se insista en los entrenamientos.
Refuerzos que aún no rinden
Hasta ahora, los fichajes no han logrado elevar el nivel del equipo. Excepto Keylor Navas, ninguno ha marcado una diferencia clara en las primeras cuatro fechas. Esta situación limita las opciones de Soso y lo obliga a probar soluciones dentro de un plantel que no responde.
Con la reciente llegada del zaguero Víctor Cuesta y del delantero Carlos "Cocoliso" González, el DT espera encontrar alternativas para el encuentro del miércoles ante Defensa y Justicia. La urgencia es máxima, con el clásico cada vez más cerca. Sin embargo, depender del rendimiento de jugadores que recién llegan no es la mejor señal para el futuro inmediato del equipo.
Sin soluciones mágicas y con errores repetidos
El equipo depende exclusivamente de lo que los jugadores puedan hacer en la cancha, pero Soso tiene responsabilidad en la falta de rendimiento. No se puede insistir en variantes que han demostrado no funcionar.
Casos como los de Alejo Tabares, Fernando Cardozo, Tomás Jacob y Luciano Herrera, quienes no lograron adaptarse al rol de carrileros, o la inseguridad defensiva con la línea de tres integrada por Luciano Lollo, Saúl Salcedo, Luca Sosa y Jacob, reflejan un problema recurrente: los cambios constantes no están dando resultados.
Además, Gonzalo Maroni, al ser utilizado como extremo, pierde protagonismo en la creación de juego, otro factor que afecta el rendimiento colectivo.
Cambios que afectan lo poco que funciona
Uno de los aspectos más cuestionados es que, incluso cuando algo funciona mínimamente bien, Soso lo modifica. Ejemplos sobran:
- Fernando Cardozo rindió ante Aldosivi jugando por afuera, pero contra Central Córdoba tuvo que hacer diagonales por el centro.
- Luciano Herrera, interesante como extremo, pasó a ser lateral volante en el último encuentro.
- Mateo Silvetti, que había cerrado un buen 2024 jugando como extremo, fue probado como falso nueve en el debut y el experimento duró solo 45 minutos.
Demasiadas variantes, pocas certezas
A lo largo de los partidos, Soso ha cambiado de esquema hasta tres veces en un mismo encuentro, pasando de defensas con línea de tres o cuatro, mediocampistas internos o carrileros, y uno o dos delanteros.
Si los jugadores tuvieran la capacidad de adaptarse a todos estos cambios, podrían confundir al rival y hacer de Newell’s un equipo peligroso. Pero la realidad es otra: las tres derrotas en cuatro fechas reflejan la falta de identidad del equipo.
El desafío de Soso no es solo encontrar un sistema efectivo, sino saber qué hacer con lo que tiene. Con el clásico en el horizonte, el tiempo se agota y las dudas crecen.
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