El gobierno nacional avanza con la eliminación del Impuesto País, un tributo que afectaba tanto a importadores como a los consumos con tarjeta en el exterior, con la finalidad de abaratar las compras. Sin embargo, esta decisión trae consigo un efecto colateral: la pérdida de recaudación generada por este tributo, que deberá ser compensada de alguna forma. Las primeras estimaciones sugieren que los recursos faltantes provendrán de los trabajadores y de la producción.
El Impuesto a las Ganancias, los derechos de exportación, los combustibles y el monotributo son algunos de los tributos que verán un aumento en su peso dentro de la recaudación nacional. De este modo, se incrementará la carga impositiva para los contribuyentes con el fin de no desfinanciar las arcas del Estado y mantener el superávit fiscal que defiende el Ejecutivo.
Para dimensionar el impacto de la eliminación del Impuesto País, basta recordar que en octubre de este año, el tributo recaudó 390 mil millones de pesos, mientras que en los primeros diez meses se alcanzaron los 5,7 billones de pesos. Según estimaciones privadas, en esos primeros meses representó un 20% del superávit fiscal.
Según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf), con base en las proyecciones del Presupuesto 2025, la eliminación del tributo implicará una pérdida de 5,7 billones de pesos, lo que equivale al 1,1% del PIB. En un contexto de ajuste fiscal, el gobierno deberá generar estos recursos adicionales a partir de diversas fuentes, como el aumento en la recaudación de impuestos.
Uno de los tributos clave en este proceso será el Impuesto a las Ganancias, que se espera que represente el 5,05% del PIB en 2025, frente al 4,42% de este año. Este aumento de 0,63 puntos porcentuales se debe a la restitución del Impuesto a las Ganancias para la cuarta categoría.
Los derechos de exportación también jugarán un papel más importante en la recaudación en 2025, subiendo del 0,96% del PIB este año al 1,43% el próximo, impulsados por un incremento del 100,4% en la recaudación. Este aumento no se debe a cambios en las alícuotas, sino a un incremento en la actividad del comercio exterior.
El impuesto a los combustibles sufrirá un fuerte ajuste, lo que se reflejará en el precio que paga el consumidor en las estaciones de servicio. Se espera que su participación en los impuestos nacionales pase del 0,38% del PIB al 0,76% en 2025.
En cuanto al monotributo, se prevé que el componente impositivo de este régimen duplicará su peso en el total de la recaudación, pasando de 0,04% del PIB este año a 0,09% el próximo. Esto generará 472.900 millones de pesos para la Administración Nacional, casi tres veces más que los 160.000 millones que se estiman para 2024, debido a los cambios introducidos por la Ley Bases.
En paralelo, el gobierno ha acelerado medidas de desregulación en el comercio exterior, como la eliminación del pago anticipado del 95% del Impuesto País para importadores, lo que reducirá el tipo de cambio implícito para las importaciones.
A partir del 22 de diciembre, el dólar tarjeta y el dólar solidario sufrirán una reducción del 30% en sus percepciones impositivas, lo que hará que el dólar tarjeta pase de un valor cercano a los $1.600 a unos $1.300, aplicando solo un 30% de Impuesto a las Ganancias. Sin embargo, desde el gobierno se descarta que esta medida impulse un mayor gasto de turistas, ya que se estima que ese sector recurrirá a sus ahorros en dólares billete para financiar sus viajes.
No obstante, algunos analistas sostienen que la rebaja del dólar tarjeta podría generar un impacto indirecto, aumentando la demanda de dólares financieros para financiar los gastos en el exterior. Esto podría derivar en un aumento de la brecha cambiaria y forzar al gobierno a intervenir con reservas para estabilizar las cotizaciones.
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