La autopsia de Alari Vivas, la niña asesinada en Córdoba, reveló que había sido abusada por su padrastro Matías Ezequiel Simeone y su amigo Cristian Hernán Varela antes del crimen, y que la habían llevado a su casa para ocultar el asesinato. Confirmó que el incendio fue prendido.
Los resultados preliminares de la autopsia ya habían demostrado días antes que la niña tenía material genético masculino en su cuerpo, pero en las últimas horas ha quedado claro que lo encontrado corresponde a Simeone y Barrera.
Así, el fiscal Francisco Gieco volvió a agravar los cargos y este martes ambos hombres fueron imputados por homicidio agravado, delito cometido con la intención de encubrir otro delito.
Hace más de ocho días, el fiscal Oscar Gieko, que decidió retirarse del caso, la acusó de asesinato, pero tras conocer los resultados de la autopsia, el estado del caso de la imputada volvió a cambiar.
Los investigadores dicen que Simeone y Barrera abusaron de menores. Para encubrir este crimen la asesinaron y luego prendieron fuego a la casa donde Alara vivía con sus hermanos. Una autopsia confirmó los abusos, pero vecinos y personas cercanas a las víctimas afirman que en la casa en cuestión se realizaban "fiestas negras" y que este tipo de delitos se repitieron.
En cuanto a la madre de Alari, la mujer fue arrestada y acusada de comisión de omisión y participación necesaria en un asesinato relacionado.
Los fiscales argumentaron que si bien Rocío Milagros Rausch no estuvo en el lugar del asesinato de su hija, ella era responsable de no intervenir en el abuso y muerte de la menor.