El contenido audiovisual ha sido un pilar clave en el crecimiento del tráfico móvil en América Latina, que desde 2016 hasta 2023 experimentó un incremento de 14 veces en su volumen. En este contexto, las redes sociales —Facebook, Instagram y WhatsApp— concentran el 50% de las descargas en la región. Entre los usos predominan las redes sociales (41%), seguidas por la navegación web (29%) y el streaming (19%).
En Argentina, Chile y Paraguay, el streaming, a través de plataformas como Max, Disney+ y Netflix, ocupa un destacado segundo lugar en popularidad, por encima de la navegación web. Este fenómeno muestra cómo los videos, tanto cortos como largos, dominan el consumo digital en estos países y marcan una tendencia que no parece tener techo, considerando el avance hacia mayores resoluciones, desde HD a 4K e incluso 8K, y la creciente popularidad de los eventos en vivo.
¿Qué es el streaming?
El streaming no es radio ni televisión, sino una combinación de ambos, ofreciendo a la audiencia joven la libertad de elegir qué ver, cuándo y dónde. Aunque en sus inicios los medios tradicionales subestimaron este formato, hoy buscan adaptarse a estas nuevas plataformas.
Un ejemplo pionero fue Vorterix, que en 2012 comenzó a transmitir sus programas de radio en formato de video online. En 2016 otros pioneros en el área fue Beat Digital Radio , de la ciudad de Rosario, manteniéndose como referentes del formato. Hoy, más de una década después, el uso del streaming está ampliamente generalizado y medios como Luzu, OLGA y Gelatina captan gran parte de las preferencias del público joven.
YouTube y el reflejo de la cultura digital
Karla Agis, líder de Cultura y Tendencias para Canadá y Latinoamérica en YouTube, destaca que en Argentina casi 7 de cada 10 personas consumen videos en YouTube en formatos variados, incluyendo videos largos, cortos, transmisiones en directo y podcasts. Según Agis, esta tendencia de consumo en video refleja cómo “YouTube es un fiel reflejo de la cultura digital actual”.
A pesar de que algunos sostienen que la televisión ha quedado relegada, sigue teniendo un impacto considerable. Los argentinos consumen más de cuatro horas diarias de TV, según el informe de Inside Video 2024. Sin embargo, el público adolescente y joven opta mayormente por el streaming, lo que ha llevado a medios tradicionales como América y Telefé a apostar por plataformas de transmisión en vivo. Ejemplos incluyen el canal de Twitch de América durante el programa Bailando por un sueño y el seguimiento de Gran Hermano en Telefé, así como All Access: Espiando la casa de DirecTV, que ofrece cobertura continua de la casa más famosa del país.
Proyecciones de la BBC estiman que para 2027, el streaming habrá alcanzado una audiencia masiva en Argentina. Actualmente, Disney+ se perfila como la plataforma de streaming más completa, ofreciendo “más de 700 eventos deportivos en ESPN, 500 películas, 15,000 episodios de series y 80 títulos originales”, junto con contenidos de Disney, Pixar, Marvel, Star Wars y National Geographic.
El protagonismo de la imagen
Tres grandes compañías —Meta, Alphabet (Google) y TikTok— generan más del 70% del tráfico digital en la región. Meta controla casi el 50%, Alphabet el 14% y TikTok el 8%. El volumen de crecimiento anual en 2023 superó el tráfico total de 2018, y para 2030 se proyecta que el tráfico anual aumentará en 22 exabytes, casi duplicando el crecimiento registrado en 2023 de 12 exabytes. Este aumento ejerce presión sobre la capacidad de las redes móviles.
“Al ver el 70% del tráfico móvil concentrado en tres empresas, uno podría pensar que es un mero reflejo de la elección de los usuarios. Pero lo cierto es que una parte considerable de ese tráfico es no solicitado, como los anuncios que vemos al abrir nuestras aplicaciones, o videos en resoluciones muy superiores a las que podemos apreciar en el dispositivo”, señala Lucas Gallitto, director para América Latina en GSMA.
Gallitto agrega que “hoy las plataformas no pagan costos por ese tráfico que monetizan, y que tiene un impacto negativo en la experiencia de los usuarios, la capacidad de las redes y el medio ambiente”. De ahí surge la propuesta de un mecanismo de “fair share”, por el cual las grandes generadoras de tráfico contribuirían al financiamiento de las redes, promoviendo un uso más eficiente de este recurso compartido.