La Cámara de Diputados ratificó esta tarde el veto del presidente Javier Milei a la ley de reforma jubilatoria, que pretendía aumentar los haberes del sector previsional. Con 157 votos en contra del veto, 87 a favor y 8 abstenciones, la oposición no alcanzó los dos tercios necesarios para dejar sin efecto la decisión del Ejecutivo, permitiendo así que el veto quede firme.
Mientras en el recinto se debatía acaloradamente, fuera del Congreso se intensificó la represión a los manifestantes que protestaban contra el veto, en su mayoría jubilados y militantes de organizaciones políticas. La Policía Federal utilizó gases lacrimógenos para dispersar a la multitud, tras el derribo de las vallas de seguridad.
La sesión comenzó alrededor de las 11 de la mañana, tras haber logrado el quórum necesario con 131 diputados presentes. El oficialismo, encabezado por La Libertad Avanza, tenía la seguridad de frustrar el intento opositor de obtener la mayoría de dos tercios. Ante la posibilidad de una derrota, sectores de la UCR y Encuentro Federal barajaron una estrategia alternativa: insistir en la aprobación parcial de algunos artículos de la ley. Sin embargo, desde el bloque Unión por la Patria, la principal fuerza opositora, se consideró que esta maniobra era contraria al reglamento.
División en la UCR y tensiones en la votación
El sueño opositor de revertir el veto se desmoronó debido a la división interna de la UCR, evidenciada por la foto de cinco diputados radicales en la Casa Rosada, quienes, pese a haber votado a favor de la ley, optaron por apoyar el veto presidencial. Esta fractura debilitó la estrategia de la oposición.
La votación, cargada de tensiones, también se vio afectada por la renuncia de Rodolfo Galimberti (UCR) a su banca, siendo reemplazado por Nancy Ballejos (PRO), quien asumió una postura favorable al veto. Este cambio fue interpretado como parte de una negociación con la Casa Rosada, y representó un golpe para los opositores que contaban con el voto de Galimberti.
Discursos encendidos y acusaciones cruzadas
Los diputados de la izquierda, liderados por Mónica Schlotthauer y Nicolás del Caño, criticaron duramente las estrategias del gobierno y de los legisladores que respaldaron el veto. Schlotthauer no dudó en calificar la decisión como un "gerontocidio" y afirmó que votar en contra de los jubilados en el contexto actual era de una insensibilidad extrema.
Desde la Coalición Cívica, Maximiliano Ferraro atacó el "transfuguismo" de los legisladores que habían votado a favor de la reforma jubilatoria en junio y que ahora, por conveniencia política, decidieron apoyar el veto de Milei. Ferraro acusó a estos legisladores de traicionar el mandato de representar los intereses de los jubilados.
Por su parte, Cristian Ritondo, jefe del bloque del PRO, aprovechó para criticar a la UCR por no haber buscado un acuerdo más razonable. Ritondo insistió en que la Argentina necesita responsabilidad fiscal, responsabilizando a la oposición por proponer soluciones que, en su opinión, solo generarían más inflación y pobreza.
Camino judicial y más tensiones
El diputado Miguel Ángel Pichetto, líder del bloque Encuentro Federal, advirtió que, con la ratificación del veto, el conflicto pasará ahora a la Justicia, donde, según él, el Estado deberá enfrentar una ola de demandas de jubilados.
La tensión dentro del Congreso y en las calles anticipa que este tema no quedará resuelto fácilmente, y la frustración creciente entre los jubilados y sus defensores podría provocar nuevas movilizaciones.