Durante más de 30 años, una anciana de un pequeño pueblo en Rumania utilizó una piedra como tope de puerta sin imaginar que su simple accesorio doméstico escondía un valor de un millón de euros. La pieza, una enorme gema de ámbar de 3,5 kilogramos, fue hallada en el cauce de un arroyo en Colti, un tranquilo pueblo al sureste del país. Ni la dueña ni los ladrones que alguna vez irrumpieron en su hogar para llevarse joyas menores notaron el verdadero valor del objeto, que permaneció intacto.
La importancia del ámbar fue descubierta años después por un familiar de la anciana, quien tras examinar el objeto con detenimiento, sospechó de su valor. La pieza fue vendida al Estado rumano, que rápidamente la catalogó como tesoro nacional. Posteriormente, el ámbar fue enviado al Museo de Historia de Cracovia en Polonia, donde los especialistas confirmaron su autenticidad y estimaron que tiene entre 38,5 y 70 millones de años. Según Daniel Costache, director del Museo Provincial de Buzau, esta pieza es una de las más grandes del mundo y la más destacada de su tipo.
Miembros de la familia de la anciana relataban que los ladrones que robaron unas joyas menores en el pasado ignoraron completamente la pieza de ámbar. “En su frenética búsqueda de objetos de valor, pasaron por alto el verdadero tesoro que guardaba la casa ante sus ojos”, señalaron.
Rumania es conocida por sus ricos yacimientos de ámbar, especialmente en el condado de Buzau, donde se encuentran algunas de las piedras semipreciosas más destacadas. La World Record Academy clasifica este ámbar como rumanit o "ámbar de Buzau", una piedra famosa por sus diversos matices de color y por el hallazgo de fósiles de arácnidos, insectos, y otros restos en algunas piezas.
Además, la región alberga una reserva natural y la histórica mina de ámbar de Stramba, una de las más productivas en el pasado, aunque su explotación fue suspendida durante el régimen comunista.
La formación del ámbar es un proceso que involucra resinas de plantas que, al endurecerse durante milenios bajo presión y calor, preservan con precisión las pequeñas criaturas atrapadas en su interior. Este proceso geológico convierte la resina en el material sólido y vítreo conocido como ámbar, que puede tener más de 40,000 años.