Cristina Kirchner vuelve a la escena pública en un momento de fuertes tensiones entre La Cámpora y el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof. Este conflicto, que viene escalando desde hace tiempo, ha sido alimentado por crecientes diferencias entre Kicillof y Máximo Kirchner, líder del espacio camporista y diputado nacional, a pesar de los intentos recientes por moderar la disputa.
"Las tensiones entre ambas facciones continúan creciendo," y ni las primeras ni segundas líneas de los sectores enfrentados han respetado la tregua que intentó imponerse. La intendenta de Quilmes, Mayra Mendoza, avivó el enfrentamiento cuando criticó públicamente a los allegados de Kicillof. Esto sucedió tan solo un día antes de que la exvicepresidenta Cristina Kirchner encabezara un acto público en Merlo, generando expectativa sobre sus posibles mensajes dirigidos tanto a sus aliados como a sus adversarios.
A pesar de su posición central en el movimiento, hasta ahora Cristina Kirchner no ha tomado una postura clara respecto a esta interna que mantiene dividido al peronismo bonaerense. La situación es particularmente delicada, ya que, de un lado, está La Cámpora, organización que nació durante su gobierno y que actualmente lidera su hijo Máximo, y del otro, el gobernador Kicillof, que también se formó políticamente bajo su ala.
"Aumenta la presión," no solo entre los seguidores de ambas figuras, sino también dentro de las estructuras kirchneristas más rígidas. Kicillof, en su intento de cimentar una posible campaña presidencial, ha establecido alianzas en territorios dominados por La Cámpora, lo que ha generado fricciones. Un ejemplo claro es la postura del intendente de Avellaneda, Jorge Ferraresi, quien, en una clara movida política, ha iniciado reuniones en municipios controlados por el kirchnerismo más duro, como Quilmes y Lanús.
Mayra Mendoza fue contundente en su mensaje: "Formo parte de un proyecto político que conduce Cristina Kirchner... Aflojen muchachos. Hay una provincia que gobernar." Estas declaraciones fueron acompañadas de una crítica velada hacia quienes, en su opinión, están priorizando intereses internos en lugar de enfocarse en la gobernabilidad de la provincia y en enfrentar al Gobierno nacional.
"Nosotros estamos siempre del mismo lado," continuó Mendoza en una clara provocación, refiriéndose a las tensiones con Ferraresi, Kicillof y sus aliados. Mendoza, junto con Julián Álvarez, intendente de Lanús, también ha judicializado una disputa territorial con Ferraresi por la administración del Puerto de Dock Sud, avivando aún más las tensiones.
En el círculo cercano de Kicillof, la estrategia ha sido no responder públicamente a estas acusaciones. "Es una discusión que resta," afirmaron allegados al gobernador, quienes sostienen que su prioridad es la gestión provincial y que su verdadero rival está en el Gobierno de Javier Milei. Según fuentes cercanas, las críticas de Mendoza se basan en "informes falsos," aunque no hubo confrontaciones directas desde los municipios afectados.
Estas tensiones internas han vuelto a poner en primer plano la división dentro del peronismo bonaerense, justo en un momento en que el Gobierno nacional trata de desviar la atención de sus propios problemas. Tanto Cristina Kirchner como Kicillof han elegido mantenerse alejados del conflicto, pero la disputa entre sus seguidores es cada vez más evidente.
Mientras Cristina Kirchner se prepara para su discurso en Merlo, Kicillof también tendrá su espacio este sábado en Mar Chiquita, donde será el orador principal. Aunque su estilo es evitar confrontaciones directas, las diferencias con La Cámpora no han desaparecido. A esto se suma el próximo acto de Máximo Kirchner, que se llevará a cabo el 20 de septiembre en La Plata. "Es una disputa que promete continuar," y el discurso de Máximo será observado con lupa, en un contexto en el que las tensiones internas están más vivas que nunca.
