La icónica planta de Acindar en Villa Constitución se encuentra nuevamente en el centro de la preocupación debido a los desafíos económicos que enfrenta el país. Esta vez, el cierre de la planta se debe a una disminución del 40% en las ventas, atribuida principalmente a la paralización de la obra pública por parte del gobierno de Javier Milei y al declive en el sector de la construcción.
Este revés económico no es ajeno para la empresa, que ya se vio obligada a detener su producción en marzo por razones similares. Sin embargo, este último episodio representa un duro golpe para la estabilidad laboral de miles de personas que dependen de la actividad de la compañía.
Ante esta crisis, Acindar y la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) han acordado implementar suspensiones rotativas como medida para preservar los empleos. A pesar de estos esfuerzos, las negociaciones no han resultado completamente satisfactorias para los trabajadores, quienes enfrentan un futuro incierto.
La incertidumbre persiste en cuanto a la recuperación económica y la posibilidad de nuevos paros en el futuro cercano, lo que genera preocupación en la comunidad laboral de la región.
El intendente de la localidad, Jorge Berti, ha expresado su preocupación por las consecuencias del cese de actividades de la empresa, que afecta a unas 5 mil familias en la zona.
"La fábrica está preparada para producir 1.700.000 toneladas anuales, pero ahora esperan fabricar solo 400 mil toneladas en el año. Esta es una disminución significativa. Esperamos que los ajustes no desencadenen conflictos. Esto nunca había sucedido antes", advirtió en declaraciones a Cadena3 Rosario. "Hay una política económica liderada por un presidente legitimado, y muchos creen que esa es la razón. Estamos entrando en un proceso de recesión, desinversión y retiros voluntarios", concluyó.
