La Vicepresidenta definió la distribución de las oficinas en el Palacio Legislativo sin la previa consulta al bloque de senadores del PRO alineado con la ministra de Seguridad. Esta determinación es interpretada como un gesto de autonomía en la gestión de la Cámara.
🏢 La disputa por los espacios y el trasfondo político
La reubicación de los espacios físicos es una herramienta clave de poder dentro del Congreso, ya que influye en la logística, visibilidad y la dinámica de trabajo de cada legislador y su equipo. Según trascendió, el sector bullrichista considera que la medida fue unilateral y se sintieron marginados de la decisión.
La tensión se venía gestrando desde hacía semanas por diferentes manejos políticos y roces de coordinación en la Cámara. La decisión de Villarruel fue vista como la gota que rebalsó el vaso, exponiendo una fisura cada vez más profunda entre los socios de la coalición gobernante.
🗣️ Los movimientos de Villarruel y el malestar en el PRO
En la antesala de la definición, los representantes del PRO más cercanos a Bullrich habían manifestado su deseo de mantener o reubicar ciertos espacios considerados estratégicos. No obstante, la Vicepresidenta avanzó con su criterio, priorizando una distribución que reflejaba su propia agenda política.
Una fuente del PRO expresó su malestar en off the record: "No se puede gobernar con un aliado que opera constantemente en contra. La Vicepresidenta demuestra una falta de respeto institucional con sus gestos". Este comentario subraya el clima de desconfianza que se instaló en la relación.
⚖️ El impacto en la gobernabilidad y la dinámica legislativa
Esta nueva pulseada no solo afecta las relaciones internas de la coalición, sino que también podría tener consecuencias en la dinámica legislativa del Senado. En un cuerpo donde el oficialismo no cuenta con mayoría propia, la coordinación y la cohesión de los bloques aliados resultan fundamentales para avanzar con las reformas propuestas por el Poder Ejecutivo.
La profundización de esta interna en el Senado obliga al Gobierno a redoblar los esfuerzos en la construcción de consensos. La falta de articulación entre la titular de la Cámara y un sector clave del PRO podría complicar la aprobación de leyes sensibles en el corto plazo, poniendo a prueba la muñeca política de la vicepresidenta Victoria Villarruel.
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