El Concejo Municipal de Rosario aprobó un pedido formal a las autoridades provinciales y locales para la intervención inmediata de la desembocadura del brazo seco del arroyo Saladillo. La iniciativa surge como respuesta a un reclamo histórico de los vecinos de barrio Saladillo Sud, quienes conviven con el estancamiento de residuos, anegamientos constantes y un deterioro ambiental que pone en jaque la salud pública de la zona.
Un foco de contaminación en el corazón del barrio
El sector afectado comprende los últimos 500 metros del cauce, desde la altura de calle Lamadrid al 100 bis hasta su desembocadura. Esta ramificación, que debería funcionar como un canal natural para el escurrimiento de aguas pluviales, se encuentra actualmente obstruida por una densa acumulación de sedimentos y desechos.
La falta de mantenimiento transformó este espacio en un tapón hidráulico. Según los fundamentos del proyecto, la obstrucción impide el flujo normal del agua, lo que provoca que, ante cualquier crecida o lluvia de intensidad, el sector se desborde afectando directamente a las viviendas precarias y urbanizadas de las márgenes.
Riesgo epidemiológico y social
La preocupación no es solo hídrica, sino fundamentalmente sanitaria. La concejala Pino, impulsora de la medida, alertó sobre las condiciones de habitabilidad de las familias que residen en las inmediaciones. En el área no solo hay viviendas, sino que también funcionan un comedor comunitario, una plaza pública y una cancha de fútbol que son el epicentro de la vida social del barrio.
“La falta de mantenimiento integral y la acumulación de residuos genera consecuencias ambientales y sanitarias significativas, tales como acumulación de agua estancada, inundaciones, malos olores y la proliferación de roedores e insectos”, detalló la edila. Asimismo, remarcó que el estancamiento de agua favorece la presencia del mosquito Aedes aegypti, vector del dengue, en un contexto regional de alerta permanente por esta enfermedad.
Las obras solicitadas a la Provincia
El proyecto aprobado por ordenanza establece que las tareas de limpieza deben tener carácter de "urgente". Entre los puntos principales de la intervención se destacan:
Limpieza integral y remoción de microbasurales: Eliminación de los residuos que bloquean el paso del agua.
Saneamiento y rectificación de márgenes: Reacondicionamiento de las orillas para evitar desmoronamientos y facilitar el escurrimiento.
Restablecimiento de la capacidad hidráulica: Obras para que el brazo seco vuelva a cumplir su función de conducción pluvial.
Esta problemática se enmarca en una crisis mayor de gestión de residuos en la región. Santa Fe registra actualmente más de 400 basurales activos, y la falta de infraestructura en las periferias de las grandes ciudades como Rosario agrava el impacto de estos pasivos ambientales en las poblaciones más vulnerables.
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