Con un clima de “absoluta apatía y desconfianza”, Venezuela lleva a cabo este domingo sus primeras elecciones legislativas y regionales desde la cuestionada reelección de Nicolás Maduro.
Diez meses después de las polémicas presidenciales del 28 de julio, donde Maduro fue reelecto entre “denuncias de fraude”, los venezolanos están llamados a las urnas para elegir a 23 gobernadores, 277 parlamentarios nacionales y 260 legisladores regionales. El analista venezolano Andrés Cañizalez, investigador de la Universidad Católica Andrés Bello, de Caracas, resumió la situación a TN: “No hay clima de elecciones”.
El llamado a la abstención y la división opositora
María Corina Machado ha instado a los ciudadanos a no convalidar una “nueva farsa” electoral. En un mensaje a través de X, Machado afirmó: “Es una trampa. Por eso te pido algo muy simple: este domingo, pa´ tu casa. No salgas, no los obedezcas. Vacía las calles, vacíalos, que se queden solos. Que quede claro quién tiene el poder: tú”.
Sin embargo, a pesar de este llamado, “varios dirigentes opositores desoyeron su llamado y presentaron sus candidaturas”. La Plataforma Unitaria Democrática (PUD), liderada por Machado, hoy en la clandestinidad, reafirmó su postura: “Reiteramos con firmeza que no participaremos en el evento convocado para el 25 de mayo. No realizaremos activismo político, social ni electoral relacionado con dicho evento, ni tampoco impulsaremos ningún tipo de boicot”.
El caso más significativo es el de Henrique Capriles, excandidato presidencial, a quien las autoridades le levantaron en abril una inhabilitación de 15 años para ejercer cargos públicos. Ahora se postula a la Asamblea Nacional. Otros dirigentes que también compiten son Henri Falcón, Pablo Pérez, Jesús Torrealba, Tomás Guanipa, Luis Florido y Nora Bracho, entre otros.
Cañizalez señaló que “llama la atención que, a pesar de las serias irregularidades documentadas, dirigentes que son legítimamente voceros de la oposición, como Capriles o Torrealba, se presenten en estas elecciones”. Capriles justificó su participación afirmando que “la abstención solo favorece a Maduro”, buscando ser una “voz disidente en un espacio cooptado por el chavismo”.
Desde el chavismo, el llamado a la abstención representa una oportunidad de “teñir de rojo” el mapa electoral y aumentar su “casi absoluto control del poder”. Su objetivo prioritario es conquistar las únicas cuatro gobernaciones rebeldes de un total de 23: el petrolero Zulia, Nueva Esparta (Isla Margarita), Cojedes y Barinas. La abstención también le permitirá al chavismo aumentar su dominio de la actual Asamblea Nacional, donde ya posee 256 de 277 bancas.
Denuncias de complot y movilización militar
Los comicios se llevan a cabo bajo “insistentes denuncias gubernamentales de un supuesto complot internacional”. El gobierno ha anunciado “decenas de arrestos de supuestos ‘mercenarios’” –entre ellos dos argentinos, Germán Darío Giuliani y Gonzalo Carrasco, quien fue liberado– que, según las autoridades, planeaban “sabotear” las elecciones a través de “acciones terroristas”.
En este escenario, el chavismo ha ordenado el “cierre de fronteras hasta el lunes” y ha movilizado a “412.000 miembros de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB)”, según anunció el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López. Las fuerzas de seguridad “custodiarán el proceso electoral y más de 4590 ‘instalaciones estratégicas’ del país por temor a ‘sabotajes’”.
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