En una nueva escalada de la guerra comercial, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, lanzó un fuerte mensaje contra su par chino Xi Jinping, luego de que China anunciara aranceles del 34% sobre las importaciones estadounidenses. “China se equivocó, entró en pánico. La única cosa que no pueden permitirse hacer”, escribió Trump este viernes en su red social Truth Social, endureciendo aún más el tono del conflicto comercial entre las dos principales potencias del mundo.
La reacción de Trump llegó tras la confirmación del ministro de Comercio chino, Wang Wentao, quien anunció la imposición de un gravamen adicional del 34% a productos estadounidenses en represalia por las nuevas medidas de Washington. La cartera comercial del gobierno de Xi justificó la medida como una forma de “proteger la seguridad y los intereses de China y cumplir con obligaciones internacionales como la no proliferación”.
El miércoles pasado, calificado por Trump como “Día de la Liberación”, el mandatario norteamericano impulsó una ofensiva sin precedentes desde 1930: un arancel global del 10% sobre todos los bienes que ingresen a EE.UU., sumado a recargos diferenciados para ciertos países, entre ellos China, que ahora acumula un arancel total del 54% tras el 34% actual y el 20% impuesto en febrero.
Además de la contraofensiva arancelaria, China anunció que incluirá a 16 empresas estadounidenses en su lista de “entidades no fiables”, lo cual les impedirá operar en territorio chino. También impuso severas restricciones a la exportación de elementos de tierras raras, como el gadolinio, clave en resonancias magnéticas, y el itrio, fundamental en la fabricación de componentes electrónicos.
Desde el Ministerio de Comercio chino, en respuesta al discurso de Trump del 2 de abril, se emitió un duro comunicado en el que se expresó que el país “se opone firmemente y tomará contramedidas para salvaguardar sus propios derechos e intereses”. Asimismo, calificaron la política estadounidense como “una práctica típica de intimidación unilateral” y exhortaron a Washington a “resolver adecuadamente las diferencias con sus socios comerciales a través de un diálogo igualitario”.
El documento oficial también denunció que “Estados Unidos ha establecido los llamados ‘aranceles recíprocos’ basándose en evaluaciones subjetivas y unilaterales, lo cual es incompatible con las normas del comercio internacional y perjudica gravemente los derechos e intereses legítimos de las partes pertinentes”.
Las tensiones comerciales repercutieron de inmediato en los mercados globales. Este viernes, la Bolsa de Nueva York abrió nuevamente en fuerte baja, acentuando el derrumbe registrado el jueves, cuando el S&P 500 sufrió su mayor caída desde 2020. A solo 15 minutos de la apertura, el índice caía 3,2% (5.223,19 puntos), el Dow Jones 2,8% (39.412 puntos) y el Nasdaq 3,6% (15.949,93 puntos).
Los efectos también se sintieron en América Latina. Los bonos argentinos retrocedieron, y el riesgo país subió a 925 puntos, 53 unidades por encima del cierre anterior. Las acciones argentinas en Wall Street cayeron hasta un 10%, mientras que los dólares financieros cotizaron cerca de $1330 y el dólar blue se ubicó en $1310.
La política proteccionista de Trump, que comenzará a regir a partir del 5 de abril, establece un arancel general del 10% para todos los productos que ingresen a Estados Unidos. Además, impone gravámenes adicionales según el país de origen. A China se le suma un arancel del 34%, y a la Unión Europea, un 20%. Japón tendrá un 24%, India 26%, Suiza 31% y Vietnam 46%.
En el caso de América Latina, varios países figuran en la lista: Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Perú, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, Guatemala, Honduras y El Salvador, a quienes se les aplicará el 10% mínimo. La única excepción es Nicaragua, que recibirá un recargo del 18%.
La guerra comercial no muestra señales de enfriamiento y ya genera un clima de alta tensión e incertidumbre global. Mientras Trump insiste con una política arancelaria agresiva, sus principales socios comerciales analizan posibles represalias, y los mercados financieros del mundo observan con preocupación una disputa que amenaza con profundizarse.
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