Lluvias y "serenitas" impulsan la cosecha: ¿Qué se espera para la campaña?

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Las recientes lluvias marcaron un punto de inflexión en la campaña agrícola 2024/25, una de las más esperadas tras la devastadora sequía de 2023. Con el gobierno nacional necesitando un fuerte ingreso de dólares desde el sector agropecuario, las precipitaciones trajeron alivio y renovadas expectativas.

Después de un enero sofocante y preocupante, las lluvias llegaron en el momento justo, generando un cambio en los ánimos del campo. Según la Guía Estratégica para el Agro de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), las precipitaciones no solo sostienen el nivel productivo, sino que también mejoran los rendimientos en la última etapa crítica del llenado de granos.

Antes de las lluvias, se proyectaban 47,5 millones de toneladas de soja, mientras que en los últimos cuatro años solo en la campaña 2023/24 se había alcanzado el umbral de 50 millones de toneladas. Ahora, con una superficie implantada de 18 millones de hectáreas y un repunte hídrico, existe la posibilidad de superar ese nivel.

Las lluvias llegaron a tiempo

El presidente Javier Milei había cerrado el 2024 con buenas perspectivas para el agro, aunque enero puso en jaque ese optimismo con temperaturas extremas y la falta de agua. Para contrarrestar la situación, el gobierno avanzó con la reducción de retenciones para incentivar la liquidación de divisas y aliviar a los productores.

Finalmente, el agua apareció en los últimos días de febrero. Un 85% de la región núcleo recibió más de 50 mm de precipitaciones, con acumulados que alcanzaron 234 mm en Montes de Oca. Sin embargo, en el extremo norte de la región pampeana las lluvias fueron escasas.

El secretario de Agricultura y Ganadería de Santa Fe, Ignacio Mántaras, destacó que "fueron lluvias interesantes porque fueron parejas y no tan fuertes sino más bien suaves y durante varios días", un tipo de precipitación conocida en el campo como "lluvias serenitas".

El funcionario reconoció que los meses anteriores fueron duros por la falta de agua y "tres semanas de un soplete muy fuerte que quemó soja, sorgo y complicó tambos". No obstante, señaló que estas lluvias "podrían llevarnos a un escenario neutro", permitiendo una cosecha decorosa.

Impacto en la soja y la emergencia agropecuaria

Los especialistas sostienen que, gracias a las lluvias, algunos lotes de soja podrían alcanzar 40 quintales por hectárea, aunque persiste una gran variabilidad según la fecha de siembra, la maduración, la calidad del suelo y la cantidad de agua recibida.

Mántaras lo ilustró con un ejemplo concreto: "En algunos lugares, la soja de segunda se recompuso y, alambrado por medio, en otros se perdió toda la cosecha".

En cuanto a la emergencia agropecuaria en Santa Fe, cuatro departamentos del norte (Vera, 9 de Julio, General Obligado y San Cristóbal) habían sido declarados en crisis hasta el 28 de febrero, con una propuesta de prórroga hasta el 31 de agosto e incorporación de nuevos territorios como Las Colonias, Castellanos, San Javier y San Justo. Sin embargo, las recientes lluvias podrían modificar estos planes, según el decreto pendiente de firma por el gobernador Maximiliano Pullaro.

El campo respira, pero aún resta evaluar si esta campaña podrá ser la salvación económica que el gobierno espera.

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