En el contexto de la suba de aranceles decretada por el presidente estadounidense Donald Trump, que impuso una recarga impositiva del 25% sobre importaciones de acero, aluminio y otros productos, Acerbrag, la segunda productora doméstica de hierro redondo, se enfrenta a una situación crítica. La Unión Obrera Metalúrgica (UOM) informó que la planta de Acerbrag, ubicada en Bragado, provincia de Buenos Aires, paralizó su actividad y podría proceder a un recorte de hasta 500 empleos.
Controlada por el grupo brasileño Votorantim, la compañía mantendrá la producción detenida hasta al menos el 10 de marzo, y el personal administrativo de la planta también permanecerá sin labores hasta la primera semana del próximo mes. La caída en las ventas internas durante 2024 ya había llevado a Acerbrag a implementar un primer recorte de personal, mientras que el gigante Acindar suspendió parte de su fuerza laboral.
El intendente de Bragado, Sergio Barenghi, calificó la situación de alerta para la comunidad, enfatizando que el mal momento de Acerbrag también se deriva del "modelo de importaciones irrestrictas" y la dificultad de la industria nacional para ser competitiva sin una adecuada obra pública. Por su parte, la empresa Aluar, que exporta alrededor de US$600 millones anuales (40% de su producción y 55% de sus exportaciones) a Estados Unidos, ha manifestado que, según sus análisis, sus ventas no representan amenaza para la seguridad nacional de ese país, afirmando que "lejos de representar algún tipo de amenaza para la seguridad nacional, más bien brindan un sustento confiable y permanente". La Cámara del Acero, asimismo, destacó que las exportaciones argentinas a Estados Unidos son "complementarias con la industria norteamericana".
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