En las últimas semanas, la crisis del sector frutícola en el Alto Valle se ha agudizado, llevando a productores a tomar medidas drásticas. Miles de toneladas de peras fueron descartadas: algunas enterradas con sus embalajes originales, otras desechadas tras recuperar solo las cajas y muchas vendidas a jugueras por apenas 7 centavos de dólar por kilo, una cifra muy inferior al costo de producción, estimado en 32 centavos. Este desperdicio de alimentos ocurre en un contexto alarmante, con un 50% de la población argentina en situación de pobreza.
El problema central es la sobreproducción. En diciembre pasado, las cámaras de frío almacenaban 49.000 toneladas de peras, un 70% más que el promedio de las últimas cinco temporadas. Este excedente, que equivale a 2.000 camiones llenos, no encontró compradores por la escasa demanda interna y las dificultades en los mercados de exportación, golpeados por la devaluación en Brasil y el conflicto en Rusia.
Ante esta crisis, algunos productores decidieron suspender la cosecha de la variedad William’s, priorizando la comercialización de la Packham’s almacenada en frío. Sin embargo, esta medida no soluciona el problema estructural. Las ventas a destinos como Rusia, Perú y Bolivia apenas permiten cubrir costos, ya que las cajas se comercializan a 8 o 10 dólares, cuando el precio habitual oscila entre 15 y 18 dólares.
Los costos laborales agravan aún más la situación. Según un empresario del sector, el 60% del costo de la fruta exportada se destina a mano de obra. Con los recientes aumentos salariales, un operario de galpón cobrará entre 2,5 y 2,6 millones de pesos mensuales, superando el salario de profesionales como médicos o policías. Sin una devaluación que alivie los costos, como en temporadas anteriores, los productores enfrentan un escenario cada vez más crítico.
El descarte de fruta no se limita a pequeños productores. Empresas de todos los tamaños están tirando peras que no pueden comercializarse por su baja calidad o los altos costos de transporte. Además, la presencia masiva de peras Packham’s en el mercado dificulta la venta de la cosecha de William’s, lo que podría derivar en una reducción de los volúmenes de producción en futuras temporadas.
Más allá de lo económico, la crisis también plantea un dilema moral: en un país con altos niveles de pobreza, la destrucción de alimentos refleja una contradicción dolorosa. Mientras tanto, los productores buscan estrategias para sortear la crisis, enfrentando un mercado cada vez más hostil, marcado por la sobreproducción y costos que ponen en jaque la sostenibilidad del sector frutícola.
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