Esta mañana, la ciudad de Múnich se vio estremecida por un violento atropello masivo ocurrido durante una manifestación sindical. El incidente, que dejó como saldo al menos 28 heridos –dos de ellos en estado grave– fue perpetrado por Farhad N., un joven afgano de 24 años que, además, ya figuraba en la lista de sospechosos por antecedentes penales.
Nacido en Kabul en 2001, Farhad N. llegó a Alemania a finales de 2016, donde solicitó asilo, petición que fue denegada; sin embargo, consiguió un permiso de tolerancia que suspendió su deportación. Con antecedentes por robo y tráfico de drogas, el sospechoso también difundió mensajes con contenido islamista en los días previos al ataque, lo que incrementa las sospechas sobre la intencionalidad del suceso.
El incidente se produjo en la intersección de Dachauerstrasse y Seidelstrasse, muy cerca de la estación central de trenes, en el marco de una protesta convocada por el sindicato Verdi, que congregaba a aproximadamente 2.500 personas. Testigos relataron escenas de pánico, con manifestantes huyendo en desbandada y algunos derramando lágrimas ante el caótico escenario.
La Policía local calificó el hecho de "ataque premeditado" y procedió a detener al conductor en el lugar. Ante la gravedad de la situación, se activó un operativo de emergencia con ambulancias y helicópteros de rescate para atender a los afectados, entre los cuales se encuentran varios niños. El alcalde de Múnich, Dieter Reiter, manifestó estar “profundamente consternado” y enfatizó que “la atención a los afectados es la máxima prioridad”.
Este suceso se suma a un clima de tensión política en Alemania, especialmente en vísperas de las elecciones parlamentarias del 23 de febrero, donde la inmigración y el discurso de la ultraderecha se han convertido en temas candentes.
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