En medio de intensas protestas, denuncias de fraude y el rechazo de la comunidad internacional, Nicolás Maduro juró como presidente de Venezuela por tercera vez consecutiva, extendiendo su mandato hasta 2031. La ceremonia, marcada por la ausencia de líderes de peso en la región y el mundo, refuerza el aislamiento político del régimen.
Maduro asumió el cargo jurando sobre la Constitución firmada por Hugo Chávez. "Juro por la memoria de nuestro amado comandante en jefe Hugo Chávez (...) este nuevo periodo presidencial será el periodo de la paz, la prosperidad, la igualdad y la nueva democracia. Lo juro por la Historia, lo juro por mi vida", afirmó frente a los aplausos del oficialismo.
En paralelo, la tensión política escaló con el secuestro y breve detención de María Corina Machado, una de las principales líderes de la oposición. "Estoy ahora en un lugar seguro y con más determinación que nunca antes de seguir junto a ustedes hasta el final", escribió en sus redes tras ser liberada. La Unión Europea y gobiernos como el de España condenaron la represión contra la oposición y exigieron la liberación de todos los presos políticos.
Por otro lado, Edmundo González Urrutia, quien se proclamó presidente legítimo con el respaldo simbólico del Parlamento Europeo, se espera en Caracas para desafiar el mandato de Maduro. A esto se suman las palabras de la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, quien expresó: "Maduro debería estar ante la justicia y no jurando ilegítimamente. La libertad debe prevalecer. Venezuela será libre".
El acto de asunción contó con la presencia de pocas delegaciones de alto nivel. Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, fue el único jefe de Estado presente. Representantes de Rusia, Turquía y otros países enviaron delegaciones, mientras que mandatarios como Luis Arce (Bolivia) y Xiomara Castro (Honduras) no asistieron. Colombia y Brasil enviaron únicamente a sus embajadores.
A nivel interno, el chavismo tomó medidas extremas, cerrando las fronteras y activando sistemas de defensa antiaérea bajo el argumento de una supuesta "conspiración internacional". Freddy Bernal, gobernador del estado Táchira, anunció el cierre de la frontera con Colombia como parte de estas acciones.
El liderazgo de Maduro también enfrenta desafíos dentro del chavismo. Diosdado Cabello, su mayor rival político, ha ganado influencia, evidenciando una lucha interna por el poder en el régimen. Mientras tanto, el costo de la permanencia de Maduro en el Palacio de Miraflores no solo se mide en el aislamiento internacional, sino también en la creciente represión contra la sociedad civil.
La crisis en Venezuela continúa escalando, con denuncias de fraude electoral, represión sistemática y un creciente rechazo internacional que dificulta la gobernabilidad del régimen chavista.