Una ola de violencia sacude a Colombia, con enfrentamientos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y disidentes de las FARC, dejando más de 100 muertos y obligando a 20.000 personas a huir de sus hogares en la región del Catatumbo, fronteriza con Venezuela. Esta zona, clave para el narcotráfico, se ha convertido en el epicentro de un conflicto que revive las peores épocas del conflicto armado en el país.
Desde el pasado jueves, la región está en llamas. "La guerrilla del ELN atacó a la población civil y se enfrentó contra disidentes de las FARC" que no firmaron el acuerdo de paz de 2016. El objetivo es claro: controlar las rutas del narcotráfico en el país con la mayor producción de cocaína en el mundo.
Un soldado del ejército monta guardia junto a un helicóptero utilizado para vuelos humanitarios, en el norte de Colombia. (Foto: AFP/Schneyder Mendoza).
Un conflicto que desborda las morgues y desplaza a miles
El departamento de Norte de Santander, donde se ubica el Catatumbo, enfrenta un colapso humanitario. "Las morgues están saturadas en un 250%", según informaron las autoridades forenses. Mientras tanto, la violencia ha obligado a más de 18.000 personas a abandonar sus hogares en municipios como San Calixto, Hacarí, Teorama y Tibú. Muchos se refugiaron en albergues temporales en ciudades cercanas, mientras que otros cruzaron la frontera hacia Venezuela, buscando protección internacional. "Se alerta sobre posibles retornos de población venezolana, lo cual supone un alto riesgo", advirtió la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCHA).
La región del Catatumbo alberga la mayor superficie de cultivos ilegales de hoja de coca utilizada para fabricar cocaína del mundo, lo que la convierte en un centro neurálgico para el crimen organizado. (Foto: AFP/Raul Arboleda).
Entre las principales afectaciones se reportan "ataques contra civiles, desapariciones, secuestros, homicidios selectivos y atentados", indicó la OCHA. La violencia también ha limitado el acceso de misiones médicas y forzado la ocupación de viviendas por parte de los grupos armados.
La respuesta del gobierno: conmoción interior
En respuesta a la crisis, el presidente Gustavo Petro declaró el "estado de conmoción interior", una medida excepcional que permite al Ejecutivo restringir la movilidad de la población y liberar recursos para enfrentar la situación. Aunque la Constitución autoriza esta medida por un máximo de 90 días prorrogables, Petro no detalló su alcance inmediato.
Hay unos 20.000 desplazados por el conflicto en el norte de Colombia. (Foto: Reuters/Carlos Eduardo Ramírez).
"El ELN ha escogido el camino de la guerra y guerra tendrá", afirmó el mandatario en su cuenta en la red social X, anunciando la suspensión de las negociaciones de paz con este grupo guerrillero. Según analistas, los ceses al fuego acordados con el gobierno fueron aprovechados por los grupos armados para expandirse territorialmente y fortalecerse, lo que ha llevado a una fragmentación sin precedentes.
Un desafío crítico para Petro
La escalada de violencia representa un golpe devastador para la agenda de paz del presidente Petro, quien asumió el cargo con la promesa de desmovilizar a los grupos armados y llegar a acuerdos con bandas criminales. Sin embargo, el caos en el Catatumbo y en otras regiones como Bolívar, donde los enfrentamientos con el Clan del Golfo han dejado al menos nueve muertos, pone en duda la viabilidad de su plan de pacificación.
Un campo minado por el Ejército de Liberación Nacional, en la región de Catatumbo. (Foto: AFP/Raul Arboleda).
La crisis humanitaria y la intensificación del conflicto armado exigen respuestas urgentes y coordinadas, en un escenario donde la población civil sigue siendo la principal víctima de un conflicto que parece lejos de encontrar una solución definitiva.