El cuerpo de Andrés "Pillín" Bracamonte, jefe de la barra brava de Rosario Central, fue finalmente enterrado en el cementerio El Prado, en la localidad de Pérez, en una ceremonia privada a la que asistieron unos diez familiares, según confirmaron fuentes locales a la Agencia Noticias Argentinas.
Luego de horas de incertidumbre sobre el destino de su entierro, numerosos cementerios y funerarias se habían negado a realizar el servicio por motivos de seguridad. Sin embargo, el cuerpo fue trasladado el lunes por la noche a Pérez, bajo estrictas medidas de reserva para evitar altercados.
La emisora LT3 reportó que el cuerpo de "Pillín" permanecía en el Instituto Médico Legal durante la tarde del lunes, después de la autopsia, sin un destino claro, pues, según se mencionó, "se consultaron con alrededor de 19 cocherías o velatorios".
Finalmente, alrededor de las 22 horas, se concretó el traslado, aunque las autoridades evitaron ofrecer detalles para prevenir problemas en la zona. Esto responde a la creciente tensión que generó el doble crimen de Bracamonte y su colega Daniel "Rana" Attardo el pasado sábado, lo que ha sembrado temor entre los vecinos por posibles enfrentamientos entre bandas rivales y una disputa por el liderazgo de la barra de Rosario Central.
Durante la breve despedida, que fue pequeña y de rápido desarrollo para minimizar movimientos, los asistentes dieron el último adiós a Bracamonte en un ambiente de alta tensión. En paralelo, las fuerzas de seguridad han incrementado los patrullajes en Rosario y sus alrededores para prevenir posibles conflictos, aunque el miedo y la incertidumbre persisten en la ciudad.
Pillín y su premonición sobre un desenlace fatal
El propio Bracamonte había anticipado su posible asesinato en entrevistas recientes. En una de ellas, expresó: “Si me matan la ciudad se incendia. Los Menores se quieren quedar con parte de la ciudad". El jefe de la barra mencionó también un intento de su rivalidad con "Los Monos" después de un ataque en el parque Alem, añadiendo que había evitado represalias para no regresar a prisión.
Bracamonte había revelado que había sobrevivido a cerca de 30 intentos de asesinato, una estadística que finalmente se quebró tras el enfrentamiento ocurrido el día del partido con San Lorenzo, cuando fue asesinado junto con Attardo.