El polémico asado de Milei: una fiesta entre ajustes y contradicciones

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Javier Milei, quien alcanzó la presidencia con el potente slogan de "lucha contra la casta", ha tomado medidas que desde su primer día en el cargo han generado contradicciones con ese mismo discurso. La incorporación de funcionarios con larga trayectoria en diversas estructuras gubernamentales, así como el uso de los privilegios asociados a la clase política, han comenzado a erosionar la imagen anti-sistema que lo catapultó al poder.

Uno de los puntos más criticados ha sido la reducción en la frecuencia de sus giras internacionales, ya que desde el propio gobierno se comenzó a notar el malestar en su base electoral por estos viajes. Sin embargo, esta semana, Milei volvió a ser el centro de la polémica, cuando decidió organizar una celebración para conmemorar la aprobación en Diputados del veto presidencial al aumento de las jubilaciones. Con apenas un tercio de los votos a favor y asegurándose que no hubiera una mayoría de dos tercios en contra, el presidente consideró esto un logro digno de festejo, aunque su propuesta estuvo desconectada de la dura realidad de los ciudadanos afectados por un ajuste económico del 15% del PBI, que él mismo había celebrado días antes en el Congreso.

Milei llamó "héroes" a los 87 diputados que respaldaron el veto, y los invitó a una fiesta en la Quinta de Olivos. En un intento por evitar críticas por gastos suntuosos, el gobierno estableció que cada diputado debía abonar 20 mil pesos a través de débito, en lugar de hacerlo en efectivo, para reducir las suspicacias sobre el evento. Sin embargo, esta medida no evitó las controversias, ya que el diputado Julio Moreno Ovalle admitió haber pagado en efectivo: "Me dijeron que tenía que poner 20 mil pesos y los puse", comentó. Otro de los invitados, perteneciente al PRO, confesó que "lo de los 20 mil pesos es simbólico".

Celeste Ponce, una de las diputadas asistentes, llamó la atención al compartir su look en redes sociales antes de dirigirse al evento en la combi de la Casa Militar que transportó a los diputados, emulando un viaje de egresados. "Se piensan que van a una joda", criticó un libertario histórico que no fue invitado a la fiesta.

Mientras tanto, fuera de la Quinta de Olivos, las críticas continuaban. "Mientras ellos están comiendo asado, nosotros no comimos nada hoy", expresó una mujer durante un cacerolazo frente al muro de la residencia presidencial. Además, en las primeras horas del día, movimientos sociales protagonizaron la "Marcha de las Ollas Vacías" hacia el Ministerio de Capital Humano, como símbolo del creciente malestar social.

En medio de la controversia, la vicepresidenta Victoria Villarruel, conocida por mantener una línea más discreta y alejada de las decisiones impulsivas de Milei, optó por no participar en el evento. Días antes, mientras su compañero organizaba el asado, Villarruel prefirió un plan más sencillo: comer pizza y seguir de gira por las provincias.

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