En medio de un escándalo mediático y judicial, el ex presidente Alberto Fernández rompió el silencio y se defendió de las acusaciones de violencia de género que su ex pareja, Fabiola Yáñez, ha formulado en su contra. En una entrevista con el periodista Horacio Verbitsky, Fernández negó categóricamente haber agredido físicamente a Yáñez, afirmando que las marcas visibles en el rostro de la ex primera dama son producto de un tratamiento estético y no de un golpe, como ella asegura.
“Las imágenes que muestran a Yáñez con un ojo morado son el resultado de una reacción a un tratamiento estético, y no de una agresión física”, sostuvo el ex mandatario. Fernández explicó que Yáñez se sometió a un procedimiento para atenuar arrugas, lo que podría haber ocasionado el hematoma visible en las fotografías que han circulado ampliamente en los medios.
Además, Fernández reveló haber tenido conversaciones con la madre de Yáñez, en las que cuestionó la lógica de las acusaciones: “Si soy un golpeador, ¿por qué se sometió a un tratamiento de fertilidad para que tuviéramos un hijo?”, preguntó, añadiendo que “no hay un solo testimonio de alguien a quien ella le hubiera contado del alegado maltrato”. También mencionó sus relaciones pasadas con Marcela Luchetti y Vilma Ibarra, subrayando que “no hay un solo episodio de que yo las haya agredido”.
En un intento por reforzar su defensa, Fernández citó un supuesto chat de la socióloga y referente feminista Dora Barrancos, quien, según él, habría comentado a colegas que tiene pruebas de que Fernández nunca agredió físicamente a Yáñez. “Estoy en condiciones de asegurar fehacientemente que nunca A.F. agredió físicamente a Fabiola. Ella arrastra una compleja situación psíquica, a lo que se unió su adicción alcohólica”, habría escrito Barrancos en el chat, según lo publicado por Verbitsky.
Barrancos también señaló que, en su opinión, Fernández fue incapaz de romper un vínculo que describió como tóxico, criticando el uso del caso como un ataque político en contra del ex presidente y su entorno.
Mientras tanto, la batalla legal continúa. El fiscal Carlos Rívolo y el juez Julián Ercolini están a cargo de la investigación, cuyo objetivo es determinar si las lesiones que presenta Yáñez fueron causadas por una agresión física por parte de Fernández, un delito que podría acarrear una pena máxima de dos años de prisión. Por su parte, Fernández ha solicitado que el caso sea trasladado al juzgado federal de San Isidro, argumentando que existe un sesgo político en el proceso.
