Es tiempo de viajar , Hoy Alemania – Berlín

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Atrás quedó Polonia con su señorial forma de ver la vida. Hoy nos trasladamos a Alemania por unos días para conocer otro de los países que estuvieron muy implicados en la Segunda Guerra Mundial. Bienvenidos a Berlín.

 


Guten Morgen Berlin

Asi nos recibe ésta ciudad desquicida de casi 4 millones de habitantes con residentes de todas partes del mundo, donde tratan de hablar alemán porque la inmigración los tapó, prevalesciendo la población turca. Casi como cualquier gran capital de Europa.

En Alemania, casi el 25% de la población es inmigrantes o descendientes de inmigrantes.

La primera vez que se cita en la historia a la ciudad de Berlín es del año 1230, cuando era una pequeña colonia de cazadores y pescadores.

En 1415, la familia Hohenzollern que gobernaba en el estado de Brandeburgo, estado que formaba parte del Sacro Imperio Romano Germánico, se instala en Berlín y años más tarde, al final del siglo XV, declaran a Berlín capital de Brandeburgo.

Siglos más tarde, Alemania fue ocupada por las tropas de Napoleón y esto hizo surgir una especie de conciencia nacional y Berlín se convirtió así la sede del movimiento nacionalista alemán.

Durante el siglo XVI Berlín conoció las luchas que recorrieron Europa tras la Reforma y la Puerta de Brandeburgo no formaba parte de la antigua Fortaleza de Berlín, sino que era una de las dieciocho puertas del Muro de la Aduana de Berlín, construido en la década de 1730 rodeando la antigua ciudad fortificada y muchos de sus suburbios de entonces. La construcción de la nueva puerta fue ordenada por Federico Guillermo II para que representara la paz y originalmente recibió el nombre de Puerta de la Paz.

La Puerta de Brandeburgo ha jugado diferentes papeles políticos a lo largo de la historia de Alemania y justamente, Napoleón fue el primero que usó la puerta para realizar una entrada triunfal a la ciudad y se llevó la cuadriga, que es ese carro tirado por cuatro caballos que existe en la cima del monumento hasta Paris, para demostrar su victoria.

En 1871, Prusia derrota a los franceses en la Guerra Franco-Prusiana y la cuadriga regresa a Berlín. A la diosa Victoria, que comanda la cuadriga, se la equipó luego con un águila prusiana y la Cruz de Hierro en su lanza, además de una corona de hojas de roble.

Cuando los nazis llegaron al poder, usaron la puerta como símbolo del partido.

La puerta sobrevivió a la Segunda Guerra Mundial y fue una de las pocas estructuras que seguían en pie entre las ruinas, aunque estaba muy dañada, con agujeros de balas y explosiones cercanas.

El Estado de Brandeburgo pasó a formar parte de Prusia y Berlín se convirtió en capital del nuevo Imperio Prusiano. Esto hizo que Berlín experimentara un cambio demográfico, pasando de 825.000 habitantes en 1871 a 4.000.000 en 1925. 

Berlín se convirtió en referente cultural, arquitectónico y financiero a nivel mundial.

El nacimiento del Imperio alemán dio paso al llamado periodo de La Paz Armada. Este periodo de la historia de Berlín fue muy revuelto, ya que las potencias europeas se dividieron en bandos, la Triple Entente y la Triple Alianza, que acabaron enfrentándose en la Primera Guerra Mundial.

Luego vendría la Segunda Guerra Mundial con Adolf Hitler como líder, quien se uniría a la Italia comandada por Benito Mussolini y luego el Japón del Emperador Hirohito.

Al final de la guerra, los bombardeos aéreos realizados por ingleses y norteamericanos y el avance del ejército ruso arrasaron Berlín.

El 8 de mayo de 1945 se firmó el acta de rendición y  Alemania, tras la conferencia de Potsdam, es dividida en cuatro partes administradas por cada una de las potencias que ganaron la batalla. Por un lado, Gran Bretaña, Estados Unidos y Francia y por el otro, la Unión Soviética. Berlín quedó dentro de la zona administrada por la URSS y también fue dividida en cuatro zonas.


 

La Guerra Fría

En 1948 los sectores occidentales se reunifican y al siguiente año, se crea la República Federal de Alemania aprobada por la Ley Fundamental de Bonn

La Unión Soviética no acepta la reunificación y crea la República Democrática Alemana. Un año antes, Stalin decidió el bloqueo total de la ciudad de Berlín cortando todas las vías de acceso terrestre y durante mucho tiempo los aliados occidentales tuvieron que montar un puente aéreo para enviar suministros a la ciudad.

Y por la desconfianza existente entre Estados Unidos y la Unión Soviética, nació una carrera armamentística que recibió el nombre de Guerra Fría.

En 1961 las autoridades de la República Democrática Alemana mandan a construir un muro para aislar Berlín occidental de la oriental y según el discurso oficial era para evitar un eventual ataque de occidente y la salida de moneda hacia la parte occidental, cuando, en realidad, se construyó para evitar que los alemanes democráticos huyesen del paraíso socialista.

El Muro de Berlín, alcanzó una longitud de 44 kilómetros y se convirtió de inmediato en el símbolo de la Guerra Fría. Estaba protegido por la Franja de la Muerte, alambres de púas, torres de vigilancia, perros de ataque, una carretera por donde circulaban vehículos militares, armas automáticas, 55.000 minas terrestres y obstáculos diseñados para impedir el cruce desde el este al oeste. Por casi 40 años fue el símbolo macabro de la guerra. Dicen que 5.000 personas trataron de cruzar el Muro desde su creación, 3.000 fueron detenidas y unas 150 fueron asesinadas, aunque los números no son muy claros.

El muro, durante mucho tiempo, separó a familias y amigos a ambos lados y al principio había 81 pasos que se fueron cerrando con el tiempo y casi 3 millones de personas se fueron del este al oeste porque allí tenían más oportunidades de progreso que en el sector comunista. Para evitar esa fuga, se eliminaron muchos pasos y sólo quedaron 12 controles a lo largo de 155 kilómetros de alambres de púas.

Con la apertura soviética de Mijaíl Gorbachov, crecieron movimientos sociales en Hungría y Polonia y protestas masivas en favor de la democracia y los derechos. La población en Alemania Oriental salió a las calles exigiendo libertad y cuando se dijo que se aliviarían los pasos entre las Alemanias, más de 5.000 personas llegaron al muro para cruzar al lado occidental. Ese día, el 9 de noviembre de 1989, la población acudió en masa a los cruces y los guardias debieron abrir los pasos a la multitud, mientras miles se subían al muro y comenzaban a derribarlo, dando lugar a la caída del Muro y  a una ciudad unificada.

Un año después, la desaparición de la RDA, anexionada por la RFA, hace renacer a una Alemania unificada trasladando su capital de Bonn a Berlín.

Y tras esa unificación, los alemanes occidentales comienzan una lenta asimilación de sus hermanos excomunistas. Al día de hoy, la asimilación ha terminado y las diferencias de derecho entre los ciudadanos de ambas partes han desaparecido.

Aún perduran tramos de la construcción que dividió no solo la ciudad de Berlín, sino también el mundo en dos ideologías opuestas.

En uno de los tramos que aún se conserva, pueden verse pinturas y grafitis que a lo largo del tiempo muchos artistas fueron creando. Este sitio se llama East Side Gallery y es la mayor galería de arte al aire libre del mundo y a través de esas pinturas, los artistas trataron de manifestar sus protestas y dejaron mensajes como memoria de un momento histórico muy importante.

Algunas partes del muro pintado (o eso dicen los vendedores) se venden como souvenir, pero otras partes originales fueron vendidas a compradores alrededor del mundo. Todos querían tener una parte del muro como recuerdo o como trofeo.

 

El Beso Brézhnev - Honecker

Hoy gran parte por donde circulaba el muro está marcado en el piso y solo queda en pie un poco más de un kilómetro, lleno de grafitis que recuerdan lo sucedido.

Uno de los más famosos es una imagen de un beso que se dieron en 1979, el líder soviético Leonid Brézhnev y el presidente de la RDA, Erich Honecker, llamado “Beso Fraternal Socialista”, con el que sellaban pactos y tratados.

Pero además de lo icónico de la imagen de dos líderes de ese tiempo estampándose un beso con pasión, está escrito en ruso y en alemán: “Dios mío, ayúdame a sobrevivir a este beso mortal”. La obra, rápidamente se transformó en una de las más populares y el tema es si en realidad ese hecho entre los líderes sucedió o sólo se trató de una burla.

Y el caso es que esa imagen existió y fue cuando los dos líderes se encontraron el 7 de octubre de 1979, para celebrar un nuevo aniversario de la RDA y firmar un buen acuerdo comercial y económico.

El beso carece de connotación sexual, ya que era una costumbre muy común entre los socialistas que eran muy cercanos y era una muestra de cercanía y confianza total. El beso tiene origen en la iglesia ortodoxa rusa, que introdujo el beso en la mejilla entre dos rivales para señalar el fin de un conflicto.

Pero, por algún motivo, los bolcheviques le dieron su impronta a ese saludo religioso y hay testimonios fotográficos de cuando, en 1937, Iósif Stalin se dejó llevar por el entusiasmo entre camaradas y plantó sus frondosos bigotes sobre la boca de Ivan Spirin, un héroe de la expedición polar. A partir de ahí, ese beso fue signo de cercanía entre los camaradas. Años más tardes, Nikita Khruschev, hacía lo mismo con sus camaradas y su gente de confianza.

Pero volviendo a Brézhnev, hay varias fotos suyas en situaciones similares con otros camaradas. Un chiste ruso de la época decía que tras despedir a un líder que no era de su simpatía, Brézhnev le comentó a su asistente: “Como político es malísimo...pero qué bien besa”. El tipo era bastante besucón y algunos hablaban del Triple Brézhnev, que era un beso en cada mejilla y el último beso en la boca, pero no pudo ponerlo en práctica en un encuentro que tuvo con Fidel Castro. El cubano, sabiendo de los hábitos del ruso, se adelantó al encuentro con un habano en la boca y de esa manera al ruso, sólo le dio oportunidad de un abrazo fraternal y un choque de mano.

El ruso hacía lo mismo en cada encuentro con algún líder y así como se escapó Castro, también lo hizo el líder rumano Nicolae Ceausescu o la líder India, Indira Gandhi. Pero otros no se libraron del beso, uno de ellos fue el líder palestino Yasser Arafat, otro el presidente yugoslavo Josip Tito. Otro que no pudo escapar a Brézhnev fue el presidente norteamericano Jimmy Carter, quien ligó dos besos en la mejilla durante el encuentro del tratado de limitación de armas nucleares estratégicas, eso fue una especie de límite al fin de la Guerra Fría entre las dos grandes potencias.

Pero, volviendo a la obra, te cuento que esa imagen es una especie de homenaje-castigo a Honecker, que en 1961, siendo secretario del Comité Central, fue el responsable de la ejecución del muro. Su condena fue quedar inmortalizado para siempre en la pared que él mandó construir y costó cientos de vidas y miles de heridos entre la gente que intentó cruzarlo.

La obra del artista ruso Dimitri Vrubel, es tal vez la imagen más fotografiada de la ciudad.

 

Seguimos paseando

Berlín es una ciudad que vive creciendo ya que hay cientos de calles donde se realizan trabajos para un mejor funcionamiento conjunto. Las líneas marcadas en las calles pueden parecer confusas, pero si estás atento al tráfico, los semáforos, bicisendas, trenes, buses, monopatines eléctricos, patrulleros, ambulancias y autos de alta gama que circulan por doquier (VW, Audi, Porsche, BMW, Mercedes Benz, Smart, etc.), podés circular muy tranquilo. A lo mejor ligas un insulto por un movimiento indebido en una ciudad caótica de tráfico, pero pedís disculpas y listo.

Es normal que pase.

Ya al llegar al hotel nos dimos cuenta que nos iría bien y estaríamos con suerte, acá no sólo no existe la habitación N°13, sino que en nuestra habitación habían dos juegos de chancletas de hotel (esas acolchadas), pero sólo para el pie derecho.

¿Eso es empezar con suerte no?

Algo que nos llamó la atención en un centro comercial de la ciudad fue que en un stand de ventas escuchaban música conocida por nosotros y cual Flautista de Hamelin nos acercamos porque no entendíamos porque ese tema lo escuchaban en un Mall de Berlín. Lo primero que pensamos era que quien atendía ese puesto era argentino. No fue así. Era una alemana que cuando le preguntamos por ese tema que sonaba en los parlantes, nos dijo algo así como: “Ah, es música latina”. El tema en cuestión: Una ráfaga de amor, justamente del Grupo Ráfaga. ¿Extraño no?

Cuando llegas a la ciudad hay lugares que queres conocer y uno de ellos es el Checkpoint Charlie que fue el puesto de control fronterizo más famoso de los pasos del Muro de Berlín entre 1945 y 1990.


En su tiempo fue la Zona Cero de la Guerra Fría y el nombre no es un homenaje a ningún soldado llamado Charlie. Sólo es la tercera letra utilizada por la OTAN. O sea, existieron los pasos Alfa y Bravo pero no tuvieron tanta notoriedad como éste que estaba ubicado en el centro de Berlín.


Ese paso fue derribado después de la caída del Muro de Berlín y se encontraba entre la zona aliada y la soviética. Con el tiempo se construyó una réplica en Friedrichstrasse como un reclamo turístico al que le agregaron sacos llenos de cemento que en su tiempo estaban llenos de arena.


Ahí mismo está el Museo Checkpoint Charlie y lo que comenzó como una desordenada colección, creció de forma caótica para documentar las continuas huidas y tragedias relacionadas con el muro. El museo está repleto de fotos, vídeos y maquetas que muestran cientos de detalles sobre los intentos de los ciudadanos de Berlín por alcanzar la libertad. En una de las salas se muestran los restos del globo en el que dos audaces familias cruzaron la frontera a bordo de un globo de construcción casera. En otro lado de la exposición se cuenta cómo una mujer salió de Berlín Este agazapada en el interior de un altavoz y otra que escapó escondiéndose entre dos tablas de surf. Fueron muchos los que lograron escapar escondidos en las partes más insólitas de un Trabant, pasando la frontera escondidos en el motor o debajo de la funda de un asiento.

Muchos lograron escapar, pero muchos también fallecieron en un desesperado intento de alcanzar la libertad, pero también se cuenta que gran parte de los guardias de la frontera incumplieron órdenes y no disparaban contra los fugados y facilitaban la huida.

En ésta zona hay varios sitios de venta de extraños suvenires.

Algunos de ellos son gorras nazis y soviéticas, así como máscaras antigás y antiparras. Muchos lo toman como un negocio o como un divertimento, pero la realidad de ese momento fue mucho más cruda que la realidad actual donde se toma como gracioso este tipo de objetos.


Pero, ya que estamos, te cuento que el Trabant, conocido popularmente como Trabbi, fue el coche más popular de la República Democrática Alemana y está considerado como el automóvil comunista por excelencia. El coche era el Compañero Viajero.

Hoy, el coche es casi una pieza para coleccionista, debido a su forma, su historia, a su bajo costo y su poco consumo. Los habitantes de Berlín Este, tardaban varios años en conseguir su pequeño Trabant. A veces pasaban diez años desde que se anotaban en lista de espera hasta que recibían su pedido. El Trabant 601, se hizo popular en 1963 y se fabricó hasta 1990 y a pesar que tenía un motor de dos cilindros, era capaz de transportar cuatro adultos con equipaje. Ese objeto de deseo era incómodo e inseguro ya que su carrocería era de Fenoplast, un material mezcla de resina, algodón y aserrín.

Igual salieron varias versiones: Universal, Limusina, tipo Jeep sin puertas o el tipo Rally. Pese a ello, los alemanes del este aún lo añoran y tener uno es un privilegio.

Hoy el Trabbi pasó a ser considerado auto de colección y muchos creen que el de color verde es un amuleto de buena fortuna.

Otro lindo lugar para visitar es Alexanderplatz, considerado el centro de Berlín desde la Edad Media, que alberga una enorme Torre de Televisión y el famoso Reloj Mundial.

Fue conocida como Ochsenmarkt o el Mercado del Buey y es uno de los principales puntos de reunión de la capital.

Aunque a finales de la guerra la zona fue totalmente bombardeada, durante las casi tres décadas en las que Berlín estuvo dividida, Alexanderplatz siguió siendo el centro del Berlín Oriental.

En los años 60, como parte del plan para reformar la ciudad, la RDA amplió la zona y la hizo peatonal. El acontecimiento más importante que se produjo acá fueron las protestas del 4 de noviembre de 1989, donde medio millón de personas se manifestó contra el gobierno comunista y cinco después caía el Muro.

Si tenés oportunidad de subir los 368 metros de la Torre de Televisión, te vas a llegar a un mirador desde donde podes contemplar todo Berlín mientras disfrutas de unos ricos platos típicos berlineses en el restaurante giratorio.

Antes de terminar te cuento que visitamos la pequeña ciudad de Potsdam a 35 km de Berlín y uno de sus puentes se usaba para intercambio de espías durante la Guerra Fría. Justamente ahí se filmó la película El Puente de los Espías (2014), basada en un hecho real.

Acá te dejo el tráiler


Guten Abend Berlin, Buenas Noches Berlin.


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