En su discurso anual de inicio de año en el Vaticano, el Papa Francisco expresó su desaprobación hacia la gestación subrogada, calificándola como "deplorable" y pidiendo su prohibición a nivel mundial. Además, alertó sobre la "teoría de género", considerándola "extremadamente peligrosa" y parte de las "colonizaciones ideológicas".
Para el Papa, "un hijo es siempre un don y nunca el objeto de un contrato. (EFE)
El pontífice afirmó que "el camino hacia la paz exige el respeto de la vida, de toda vida humana, empezando por la del niño no nacido en el seno materno, que no puede ser suprimida ni convertirse en un producto comercial". En ese contexto, condenó la práctica de la gestación subrogada, señalando que "ofende gravemente la dignidad de la mujer y del niño" al basarse en la explotación de la situación de necesidad material de la madre.
Francisco destacó la importancia de considerar a un hijo como un regalo y no como un objeto de contrato. Hizo un llamado a la comunidad internacional para que se comprometa a prohibir universalmente la gestación subrogada, apoyando políticas similares a las promovidas por algunos gobiernos, como el italiano, que buscan tipificar esta práctica como un delito perseguido en cualquier país.
Además de abordar la cuestión de la gestación subrogada, el Papa lamentó la persistente difusión de una "cultura de la muerte" en Occidente, que, en nombre de una "falsa compasión", descarta a los niños, los ancianos y los enfermos.
El pontífice también señaló los intentos de introducir nuevos derechos, no siempre compatibles con los definidos originalmente, y que han dado lugar a "colonizaciones ideológicas". Además, hizo un llamado a poner fin a la carrera armamentística, abogó por una respuesta eficaz al cambio climático y destacó la importancia de reflexionar sobre el desarrollo de la inteligencia artificial para que sirva al hombre y fomente relaciones interpersonales, fraternidad y pensamiento crítico.
