En medio de un clima de tensiones y amenazas, el gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, reafirma su compromiso implacable en la lucha contra el crimen organizado en la provincia.
Pullaro confirmó que no bajan los brazos contra la delincuencia a pesar de las amenazas. (Alan Monzón/Rosario3)
A pesar de recientes ataques y mensajes mafiosos, Pullaro sostiene que la política pública implementada es un esfuerzo conjunto respaldado por el poder legislativo y judicial.
La declaración del gobernador surge después de un incidente violento en un bar de Rondeau al 3900, donde individuos intentaron sembrar el miedo sin éxito. En una entrevista, Pullaro enfrentó directamente a las bandas del crimen organizado que operan desde prisión: "Cada día la van a pasar peor", advirtió.
El gobernador destacó que esta lucha no es solo un esfuerzo personal, sino una política de Estado respaldada por marcos legales que limitan las acciones de aquellos que operan desde las cárceles. "Estamos cansados de que algunos violentos se crean que pueden hacer lo que sea con la provincia más linda de Argentina. Vamos a seguir adelante", afirmó Pullaro, quien también compartió detalles sobre las medidas tomadas para proteger a su familia.
En un contexto relacionado, la lucha contra el crimen organizado se ve afectada por casos de corrupción dentro de las fuerzas de seguridad. El comisario Juan Rodrigo Ochoa, recientemente imputado en libertad, enfrenta acusaciones de cambiar dólares por billetes falsos durante un procedimiento. Este evento arroja luz sobre la necesidad de purgar la corrupción interna para fortalecer la efectividad en la lucha contra el crimen.
En otro frente, Noel Alejandro Ramos, cuñado del condenado jefe narco Julio Rodríguez Granthon, ha sido detenido y acusado de ser uno de los eslabones intermedios en la estructura delictiva liderada por su cuñado. La jueza Lorena Aronne ha resuelto darle prisión preventiva, evidenciando el continuo esfuerzo por desmantelar las redes criminales en la región.
A pesar de los desafíos y la creciente tensión, Pullaro y su administración perseveran en su compromiso de erradicar el crimen organizado de Santa Fe, enfrentando tanto a las bandas desde prisión como a la corrupción interna en las fuerzas de seguridad.