El histórico Barco Ciudad de Rosario se prepara para soltar amarras nuevamente tras confirmarse su venta a un grupo de inversores locales. La noticia marca el fin de una etapa de incertidumbre para la nave, que permanecía varada en el Delta debido a las crisis económicas y las restricciones de la pandemia, y promete revitalizar la oferta turística fluvial de la región.
Un rescate impulsado por la identidad rosarina
La operación comercial fue confirmada por Haydée Oficialdegui, quien estuvo al frente del buque que perteneció a su familia durante tres generaciones. Los nuevos propietarios son tres amigos rosarinos, de aproximadamente 40 años y amantes del río, quienes decidieron apostar por la recuperación de este patrimonio tras conocer la crítica situación de la nave.
“Estoy feliz de que se quede en Rosario y en manos de jóvenes con mucho empuje, ganas e ideas nuevas. Seguro será un boom. Se vienen nuevos aires para el río”, expresó Oficialdegui, visiblemente emocionada por el desenlace de las negociaciones que evitaron que el buque fuera trasladado a Paraguay o Corrientes.
Los desafíos para la puesta en marcha
A pesar del entusiasmo, el regreso al agua no será inmediato. La embarcación debe afrontar una rigurosa revisión técnica obligatoria, un trámite que los anteriores dueños no pudieron costear. Este monitoreo, necesario para obtener el certificado de navegación, tiene un valor estimado de 45 mil dólares y debe realizarse en tierra.
La crisis que afectó al barco comenzó en 2020 con el cese de actividades por la pandemia, a lo que se sumó una bajante histórica del río Paraná que complicó las operaciones financieras. Durante años, la capacidad de la nave se vio reducida a un 40% de sus 335 pasajeros, lo que tornó insostenible el mantenimiento de la estructura y de su personal.
El impacto en el turismo y el pedido al Estado
La reactivación del Ciudad de Rosario es vista como una herramienta estratégica para posicionar a la ciudad como un destino integral. La vendedora apeló a la colaboración de las autoridades municipales y provinciales, así como del Ente Turístico de Rosario (Etur) y el Enapro, para facilitar el camino a los nuevos propietarios.
“Me encantaría que les abran las puertas, los ayuden porque quieren hacer cosas en el río y es gente muy responsable”, señaló Oficialdegui. El barco, construido originalmente en el astillero Riguetti y botado en 1971, cuenta con dos motores, usina eléctrica propia, salones de usos múltiples y pista de baile, características que lo mantienen como una pieza única en el litoral argentino.
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