La operación policial contra el Comando Vermelho en Río de Janeiro se ha convertido en la más letal de la historia de la ciudad, dejando más de 132 muertos, según el último informe de la Defensoría Pública. La acción, concentrada en los complejos de favelas de la Penha y del Alemão, buscó desarticular la cúpula de esta facción criminal, la más antigua y poderosa de Río. La tragedia escaló cuando habitantes de los barrios afectados iniciaron la búsqueda de sus familiares desaparecidos, juntando decenas de cuerpos en la plaza São Lucas, un acto que la abogada Flávia Fróes calificó como "la mayor masacre de la historia de Río de Janeiro".
Críticas y Cifras Oficiales versus Defensoría Pública
El Gobierno regional de Río de Janeiro presentó un balance oficial de 119 fallecidos —cuatro agentes y 115 supuestos miembros del Comando Vermelho—, defendiendo la acción como "legítima del estado para cumplir órdenes de prisión". Sin embargo, la Defensoría Pública, que acompaña la búsqueda de cadáveres en la favela de la Penha y en los institutos forenses, elevó la cifra a 132 víctimas, un número que los periodistas en el lugar también superaron. El secretario de la Policía Civil de Río, Felipe Curi, sostuvo que solo fueron abatidos los sospechosos que "optaron por el enfrentamiento". Durante la operación se arrestaron 113 sospechosos y se decomisaron 119 armas y 14 artefactos explosivos.
Denuncias de Ejecuciones y Reacción Internacional
La brutalidad de la intervención desató fuertes denuncias por parte de familiares y organizaciones de derechos humanos, quienes solicitaron la presencia de peritos internacionales. Los testimonios recabados por la Defensoría Pública hablan de "violencia estatal nunca vista". Algunos familiares que agolpados en los hospitales buscan a sus seres queridos denunciaron que varios cadáveres presentaban "marcas de disparos en la nuca, puñaladas en la espalda y heridas en las piernas". El cónsul argentino en Río de Janeiro, Jorge Perren, confirmó la crudeza de los enfrentamientos localizados. La ONU se mostró "horrorizada" por la letalidad de la operación.
La Postura del Presidente Lula ante la Crisis de Seguridad
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se pronunció tras la masacre, defendiendo una política antidrogas que no deje víctimas. Lula afirmó que Brasil no puede aceptar que el crimen organizado continúe destruyendo familias, pidiendo ir contra el narcotráfico "sin colocar policía, niños y familias inocentes en riesgo". El líder progresista sostuvo que para vencer al crimen organizado se necesitan medidas que busquen descapitalizar a estos grupos, más que enfrentamientos violentos. Tras un encuentro con el gobernador de Río, Cláudio Castro, el ministro de Justicia, Ricardo Lewandowski, anunció la creación de una Oficina de Emergencia conjunta para coordinar operaciones e intercambiar información entre las diferentes fuerzas policiales.
Consecuencias Urbanas y Origen del Comando Vermelho
La jornada de terror paralizó la urbe: el Comando Vermelho respondió al operativo con bloqueos en varias vías, secuestrando al menos 71 autobuses y generando el cierre de decenas de escuelas y centros de salud, lo que llevó a la ciudad al "Estadio 2" de riesgo. Aunque el alcalde Eduardo Paes declaró el regreso a la "normalidad" al día siguiente, el miedo mantiene cerrados comercios y escuelas en los barrios afectados. La complejidad del problema se remonta a 1979, cuando el Comando Vermelho se gestó en las cárceles, mutando de una guerra de facciones (CV y PCC) a un fenómeno de poder político y social que ahora es objeto de investigación penal en el Juzgado Federal Nº 3 de La Plata por desvío y tráfico ilegal de estupefacientes.



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