La irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) no presagia un escenario de desempleo masivo, sino una extraordinaria oportunidad económica para que los mercados laborales prosperen. Así lo sostienen Fabien Curto Millet, economista jefe de Google, y Diane Coyle, profesora en Cambridge, en un análisis publicado en The Washington Post. Ambos expertos advierten que la clave del éxito frente a la automatización radica en una acción deliberada de gobiernos y empresas para garantizar que los trabajadores adquieran las habilidades necesarias para adaptarse a la tecnología.
La IA Transforma Tareas, No Elimina Empleos
Los economistas argumentan que la tecnología afecta primariamente a las tareas, no a los empleos completos. Explicaron que "los trabajos son, esencialmente, un conjunto de tareas, y eliminar un empleo entero requiere automatizar una parte significativa de sus funciones subyacentes. De hecho, esto rara vez ocurre". Como ejemplo histórico, señalaron que el censo estadounidense de 1950 listaba 271 ocupaciones, pero solo una —el operador de ascensor— desapareció debido a la automatización. Las "lecciones de la historia probablemente se aplican a la IA", concluyen los autores.
Radiólogos, un Caso de Adaptación y Prosperidad
El caso de los radiólogos ilustra cómo la integración de la IA genera crecimiento de empleo, en lugar de eliminación. Pese a las predicciones de 2016 que anticipaban el reemplazo de estos profesionales en cinco años, la demanda de radiólogos aumentó. Esto se debe a que su labor abarca mucho más que solo analizar imágenes; también interpretan historias clínicas, asesoran a otros médicos, conversan con pacientes y explican hallazgos. Los autores destacan que "en lugar de extinguirse, los radiólogos prosperan al incorporar la IA en su flujo de trabajo".
La Tecnología Crea Más Puestos que los que Destruye
Históricamente, la tecnología ha creado más nuevas ocupaciones de las que ha eliminado. Curto Millet y Coyle subrayaron que "la difusión de las computadoras en Estados Unidos desde 1970 provocó la pérdida de 3,5 millones de empleos... pero creó más de 19 millones de puestos" en sectores como la fabricación de hardware y el comercio electrónico. Citaron un estudio que atribuyó el 85% del crecimiento del empleo en 78 años a la creación de nuevas ocupaciones impulsadas precisamente por el avance tecnológico.
La construcción de la infraestructura necesaria para la Inteligencia Artificial también genera una fuerte demanda de nuevos oficios. La consultora McKinsey estimó que solo Estados Unidos necesitará 130.000 electricistas adicionales en los próximos años, principalmente por la expansión de centros de datos y manufactura, con impacto en puestos como soldadores e ingenieros de climatización.
La Capacitación, el Desafío Central de la Transición
Los economistas advierten que, si bien la IA impulsa la productividad y promete elevar el nivel de vida, sus efectos no se distribuyen de manera uniforme. Recordaron que, en olas tecnológicas previas, como la automatización en la manufactura de los años 80 y 90, el apoyo a los trabajadores para cambiar de ocupación fue "insuficiente". "Muchos de los despedidos no lograron encontrar nuevos empleos, y sus comunidades aún llevan las cicatrices", señalaron.
El verdadero desafío reside en la gestión de estas transiciones, anticipando cómo capacitar a los trabajadores. Dado que la mayoría de la fuerza laboral de 2030 ya está empleada, la clave es "encontrarlos donde están y ofrecer oportunidades para adquirir nuevas habilidades a mitad de carrera". El sector privado juega un papel central en esta formación, a través de programas de recualificación (Certificados de Carrera de Google, aprendizajes), ya que se centran en habilidades transferibles y reducen barreras. Para los autores, "el futuro no es un ejercicio de predicción, es un desafío de diseño".


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