Cuatro miembros de la barra brava de Newell's han sido condenados a prisión perpetua por el brutal asesinato de Nelson "Chivo" Saravia, quien fuera exjefe del paravalancha "leproso". Saravia fue acribillado en su domicilio en octubre de 2021. Entre los sentenciados, dos referentes de la tribuna fueron señalados como instigadores y organizadores del crimen: Guillermo "Chupa" Sosa y Alejandro "Rengo" Ficcadenti. Este último, además, se encuentra imputado por las amenazas a Ángel Di María, incidente que demoró el posible regreso del futbolista al fútbol argentino.
Los otros dos individuos condenados son Salvador Alegre y Alexis Dittler, quienes fueron identificados como autores materiales del ataque. Uno de ellos, además, sustrajo un teléfono celular de la casa de la víctima, un elemento crucial que permitió la localización de los agresores gracias a la señal del GPS del aparato.
La venganza personal detrás del homicidio
El asesinato del "Chivo" Saravia se enmarca en una venganza personal orquestada por "Chupa" Sosa, motivada por el homicidio de su cuñada horas antes. El fiscal Luis Schiappa Pietra, a cargo de la investigación, ya había solicitado la pena máxima para los cuatro acusados en agosto pasado. El tribunal, compuesto por los jueces Nicolás Vico Gimena, Ismael Manfrin y Pablo Pinto, fue el encargado de dictar la sentencia.
Más de veinte disparos: la reconstrucción del crimen
La investigación detalló el desarrollo del crimen de Saravia, ocurrido pasada la medianoche del 23 de octubre de 2021. Salvador Alegre y Alexis Brian Dittler, identificados como los autores materiales, llegaron a la vivienda en un Peugeot 308, acompañados por Alan Sosa (quien fue asesinado en julio de 2022) y un cuarto individuo aún no identificado. Una vez frente a la casa del "Chivo", ubicada en San Nicolás al 3700, Alegre forzó la puerta a patadas. Un testigo con identidad reservada reconstruyó la secuencia, observando la llegada del vehículo del cual descendieron tres personas, mientras una permaneció en el auto. El testigo afirmó que todos los atacantes portaban chalecos antibalas y uno de ellos empuñaba un arma.
Una vez en el interior, los agresores interceptaron a la pareja del "Chivo" y le preguntaron directamente por su paradero. Al no obtener respuesta, continuaron hasta encontrarlo en una habitación, en compañía de su hijo y un sobrino. "Acá está", "Lo encontré", fueron las palabras que, según los testigos, pronunció uno de los sicarios antes de abrir fuego. No hubo diálogo previo; el mensaje hacia quien había sido jefe de la "pesada leprosa" entre 2013 y 2016 fue contundente, con más de veinte balazos.
La hija mayor del "Chivo" presenció los sucesos desde su habitación: los golpes en la puerta, las voces desconocidas, los disparos y el grito desesperado de su madre. La sustracción del celular de la mujer por parte de los sicarios, probablemente confundiéndolo con el del "Chivo", resultó ser clave: el GPS del dispositivo permitió su localización en la zona de Garibaldi y pasaje Laprade.
La planificación del ataque y los contactos policiales
Horas después del crimen, los fiscales Luis Schiappa Pietra y Matías Edery, de la Unidad de Criminalidad Organizada y Delitos Complejos, solicitaron un allanamiento en la vivienda señalada por el localizador: Garibaldi 3385, el domicilio de Guillermo "Chupa" Sosa, entonces referente del "paravalanchas" leproso. En el operativo, se incautó un DVR con grabaciones de cámaras que aportaron gran claridad a la investigación del homicidio.
La investigación reveló que, momentos antes del crimen, ya pasada la medianoche del 23 de octubre de 2021, Sosa había recibido en su casa a unas veinte personas con el propósito de planificar el asesinato del "Chivo". "Bajo las indicaciones de Sosa los presentes se distribuyeron los roles que ocuparían en la comisión del hecho, comprobaron el funcionamiento de las armas y la carga de municiones de las mismas, las tomaron y portaron, listas para su utilización y se vistieron con ropas al efecto que luego descartaron", sostuvo el fiscal Schiappa Pietra en la acusación.
Minutos después, Alegre, Dittler, Alan Sosa y el cuarto implicado no identificado partieron hacia la vivienda de Saravia. Una vez consumado el crimen, regresaron a la casa de "Chupa" Sosa y, según la acusación, relataron los detalles de cómo habían matado a Saravia y se cambiaron de ropa. Toda la secuencia quedó registrada en las cámaras de la casa, donde los investigadores también identificaron la presencia de "Rengo" Ficcadenti.
El móvil: una venganza dentro de la barra
Todo lo que rodea el homicidio del "Chivo" Saravia apunta a la barra brava de Newell's: la víctima y su pasado como líder del "paravalancha", los condenados como instigadores y organizadores, y la ejecución del crimen a cargo de la facción de la hinchada del barrio Municipal. No obstante, según los investigadores, el móvil del asesinato se limita a asuntos personales de "Chupa" Sosa.
Horas antes de la ejecución del "Chivo", había sido asesinada Ángela Oviedo, cuñada de Sosa. El 22 de octubre de 2021, dos individuos en moto se detuvieron en un pasillo de Centeno y Rodríguez, barrio Itatí, y acribillaron a balazos a la mujer de 40 años. En principio, Saravia no tuvo relación alguna con ese asesinato, pero sí una persona cercana a él, lo que, según fuentes de la investigación, llevó a Sosa a sentir la necesidad de dar un golpe y enviar un mensaje dentro de la barra.
Se supo que a Ángela Oviedo la mataron por "hacerse la investigadora privada" y haber descubierto el nombre del autor del crimen de su sobrino, Andrés Monte, asesinado en agosto de 2021. Por este hecho, en 2024, fue condenado Mauro Andrés Antonio, otro individuo vinculado a la barra de Newell's. Según la hipótesis del caso, el homicidio de Oviedo fue motivado porque la víctima estaba en pareja con la ex de un preso vinculado a Los Monos.
La detención de "Chupa" Sosa derivó en una investigación que involucró a dos policías y a un excomisario recientemente detenido. Un teléfono del exbarra "leproso" reveló el estrecho vínculo que mantenía con David Luciano Arellano y Marcos Barúa, agentes de la entonces Agencia de Investigación Criminal (AIC), ahora Policía de Investigaciones (PDI).
Arellano había sido apartado de su cargo en la AIC por sospechas de sus nexos con el policía exonerado Juan José Raffo, quien estuvo prófugo hasta su detención en marzo pasado. Tras su captura, Raffo fue imputado como miembro de una asociación ilícita liderada por Ariel "Guille" Cantero e integrada por "Chupa" Sosa y los policías Barúa y Arellano.
Arellano fue acusado de filtrar información reservada obtenida de su trabajo en la Brigada de Homicidios de la AIC. Le transmitía a Raffo datos sobre investigaciones específicas, como la del crimen del "Chivo" Saravia, una maniobra que permitió a "Chupa" Sosa mantenerse prófugo por varios meses. Barúa, por su parte, fue acusado de proveer contactos policiales a otros integrantes de la banda. Ambos fueron condenados en procedimientos abreviados, acordados en febrero de 2024, a tres años de prisión efectiva.
📝 ¡Gracias por tu lectura!
Tu feedback no solo mejora el contenido, sino que también inspira a otros lectores.
📝 ¡Gracias por tu lectura!
Tu feedback no solo mejora el contenido, sino que también inspira a otros lectores.