El nombramiento de Gerardo Werthein en la Cancillería, en reemplazo de Diana Mondino, inició con una sorprendente postura de Argentina en la Asamblea General de la ONU. El país fue el único en votar en contra de una resolución que busca proteger los derechos de los pueblos indígenas. En la sesión de Nueva York, donde participaron representantes de 169 naciones, 161 votaron a favor de la propuesta, 7 se abstuvieron y solo Argentina se manifestó en contra.
La resolución, respaldada por naciones como Bolivia, México, Brasil y Canadá, se centra en la protección de los derechos de las comunidades originarias en temas como justicia, medio ambiente, y preservación de sus creencias, lenguas y conocimientos ancestrales. La resolución también subraya la importancia del "consentimiento libre, previo e informado" de los pueblos indígenas sobre decisiones que afecten sus territorios y recursos naturales.
El respaldo a la propuesta fue amplio, incluso por parte de Estados Unidos, con el que la administración de Javier Milei mantiene una relación cercana. Entre los países que apoyaron la resolución también se encuentran el Reino Unido, Irlanda, Italia, Suecia y Noruega. Las abstenciones vinieron de Francia, Laos, Lituania, entre otros. Israel, por su parte, estuvo ausente.
Además, la resolución destaca los efectos del cambio climático sobre los pueblos indígenas, advirtiendo que “supone una amenaza para la supervivencia, la dignidad y el bienestar de los pueblos indígenas”. Se instó a los países a incluir a estas comunidades en la creación de políticas ambientales para mitigar dichos efectos.
La postura de Argentina en contra de esta resolución sigue la línea de su rechazo a otros acuerdos multilaterales, como la Agenda 2030 y el Pacto del Futuro. La votación fue instruida por el gobierno argentino, a través de su encargado de negocios en Nueva York, Fabián Oddone, quien tiene amplia experiencia en derechos humanos.
El documento también promueve la preservación y revitalización de las lenguas indígenas, advirtiendo que el 38,4% de las 556 lenguas de América Latina y el Caribe están en riesgo de desaparecer.