Presupuesto 2025: El plan de Milei pone en riesgo la Educación

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 El domingo 15 de septiembre de 2024, en un discurso transmitido en cadena nacional y con el Congreso semivacío, el presidente Javier Milei presentó el presupuesto para 2025, autodenominado como el “presupuesto del déficit cero”. La propuesta destaca por un incremento en las partidas para Defensa, mientras que el sector de Educación sufre una reducción significativa, a pesar de un cálculo optimista de inflación del 18,8%, una cifra que analistas consideran inalcanzable.

El líder de La Libertad Avanza no escatimó en su ya característico estilo confrontativo. Desde su emblemática motosierra hasta los insultos a la oposición, Milei calificó su proyecto como el “más radicalmente distinto de este siglo”, ignorando que a principios del mismo ya hubo otro presupuesto de déficit cero, que no tuvo un desenlace favorable. Según el cálculo oficial, la inflación de 2025 se proyecta en 18,8%, mientras que la inflación para 2024 cerraría en un elevado 104,4%. Este optimismo del gobierno, sin embargo, parece desmedido, considerando que hasta septiembre la inflación acumulada ya alcanza el 94,8%.

Aunque Milei no compartió detalles numéricos durante su discurso, la publicación del presupuesto dejó claro por dónde se buscaría alcanzar el déficit cero. Según el mandatario, “El 70% del gasto público se va en gasto social de distinto tipo”, un porcentaje que Milei considera innecesario para el Estado, el cual, en su visión, solo debe preocuparse por “la estabilidad macroeconómica”, dejando el resto de las responsabilidades en manos del mercado.

Durante su discurso, el presidente fue enfático en su crítica a la casta política, asegurando que “necesita del déficit fiscal para hacer negocios para ellos, sus clientes y amigos”. Además, atacó el concepto de justicia social, describiéndola como “extremadamente violenta” por su lógica de redistribución basada en necesidades. Para Milei, el Estado se había convertido en una “niñera” que, hasta su llegada al poder, debía ocuparse de todo, desde alimentar a los ciudadanos hasta educarlos y entretenerlos, en una clara alusión a los recortes previstos en áreas como Cultura y Educación.

Dentro de este ambicioso plan de reformas, el presupuesto destinado a Educación y Cultura apenas aumenta un 40%, lo que significa un recorte en términos reales cuando se ajusta a la inflación proyectada. Esta disminución amenaza la continuidad de proyectos educativos, la construcción de infraestructura y la provisión de becas. Además, el artículo 27 del presupuesto se considera inconstitucional, ya que suspende leyes previamente aprobadas, como el artículo 9° de la Ley de Educación Nacional, que garantiza un financiamiento educativo mínimo del 6% del PIB. La suspensión de este artículo implica, en la práctica, un "desfinanciamiento educativo".

Por otro lado, los sectores de Defensa y Seguridad verán aumentos superiores al 90%, ajustados por inflación. En el modelo de Estado propuesto por Milei, el gobierno no solo debe ocuparse de la macroeconomía, sino también de la represión y la vigilancia.

La postura del presidente respecto a la educación queda clara: él mismo fue formado en instituciones privadas, y su discurso refleja su desconfianza en la capacidad del Estado para garantizar derechos sociales básicos, como la educación pública. Irónicamente, en su presentación, Milei cometió un error al citar a Cicerón, un error que, para muchos, refleja la importancia que da a su propia formación académica, y un posible guiño a su ídolo político, Carlos Menem.

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