Una joven de 21 años, estudiante universitaria, fue imputada por abandono de persona seguido de muerte agravado, luego de que su bebé fuera encontrado muerto en el interior de una caja en una plaza cercana a su casa. La chica, que cursó el embarazo en total secreto, negó su estado en todo momento, incluso tras recibir atención médica por complicaciones derivadas del parto. El juez a cargo del caso ordenó la prisión preventiva y solicitó la realización de estudios médicos y psiquiátricos forenses.
El fiscal Adrián Spelta, quien imputó a la joven ante el juez Hernán Postma, explicó que la acusada nunca admitió estar embarazada, a pesar de las sospechas de su entorno. Según el fiscal, la joven había tenido una relación previa sin conflictos, que terminó de manera amistosa. Posteriormente, comenzó una breve relación con otro hombre, y se presume que el embarazo podría haber sido fruto de esa unión, aunque todavía están en proceso de corroborar este dato.
El 14 de septiembre, un bebé de más de 3 kilos fue encontrado en una caja, sin ropa y con parte del cordón umbilical sin sellar. Según el fiscal, el recién nacido murió por hipotermia. Las investigaciones revelaron que la joven estuvo con amigas esa noche, pero se retiró sintiéndose mal. Al llegar a su casa, dio a luz en soledad, tras 39 semanas de gestación.
Más tarde, la madre de la joven, al notar su mal estado de salud, la llevó al hospital, donde los médicos confirmaron que había tenido un parto inconcluso. Sin embargo, la chica siguió negando haber estado embarazada.
De acuerdo con la hipótesis del fiscal, después del parto, la joven colocó al bebé en una caja y lo abandonó en una plaza cercana a su domicilio, a solo 30 metros de distancia. A pesar de las sospechas de su familia y amigos sobre su estado, la chica siempre atribuía los cambios en su cuerpo a otros motivos y no al embarazo.
El fiscal Spelta subrayó que la negativa de la joven fue constante y aclaró que no hay indicios de que el embarazo haya sido producto de una violación. Para determinar las causas detrás de su comportamiento, el juez ordenó estudios psiquiátricos y clínicos, en un intento por entender las posibles consecuencias psicológicas que pudieron influir en sus decisiones.
Las investigaciones continúan, centradas en confirmar las circunstancias exactas de la muerte del bebé y en la evaluación de la salud mental y física de la imputada.