En medio de la transición energética global hacia el uso de energías alternativas al petróleo, la industria del biodiésel ha ganado terreno a nivel mundial. Para el año 2024, la consultora Oil World proyecta una producción global de 62,52 millones de toneladas, lo que representa un crecimiento del 3,75% respecto al año anterior y un aumento significativo del 34,3% en los últimos cuatro años. Sin embargo, mientras países como Estados Unidos y Brasil marcan nuevos récords, Argentina ha experimentado una desaceleración.
En el continente asiático, Indonesia ha liderado el crecimiento, impulsado por un uso creciente de su producción de aceite de palma en la industria local de biocombustibles. Este país representa 25% del incremento mundial de biodiésel entre 2020 y 2024. En América, destacan Estados Unidos y Brasil, que representan 44% y 12% del aumento global, respectivamente, gracias a la utilización del aceite de soja como insumo clave.
Este desarrollo responde, en gran medida, a las políticas de incentivo implementadas en los tres países. Indonesia, por ejemplo, aumentó el corte de biodiésel en gasoil de un 30% en 2020 a 35% en 2023, con miras a alcanzar el 40% en 2025. Brasil, por su parte, pasó de un corte del 10% en 2018 a 14% en marzo de 2024, y tiene como objetivo llegar al 16% en 2026.
Estados Unidos, con una política energética más agresiva, ha visto un crecimiento notable en la producción de Aceite Vegetal Hidrotratado (HVO), un tipo de diésel renovable que ya ha superado al biodiésel tradicional. En los primeros seis meses de 2024, la producción combinada de biodiésel y HVO en EE.UU. alcanzó los 7,44 millones de toneladas, de las cuales 4,7 millones correspondieron a HVO, duplicando así la producción en apenas cuatro años. Para cumplir con sus objetivos de biocombustibles, Estados Unidos ha aumentado sus importaciones de materias primas y productos finales.
Contraste en Sudamérica
En Sudamérica, los casos de Brasil y Argentina presentan una evolución dispar. Mientras que Brasil duplicó su producción de biodiésel en los últimos siete años, Argentina ha mostrado un desempeño errático. Entre 2015 y 2017, Brasil se estancó, pero desde entonces su producción creció un 126%, alcanzando 3,79 millones de toneladas en 2024, según datos de la Asociación Brasileña de Aceites Vegetales (ABIOVE).
En cambio, Argentina, que había registrado un crecimiento sostenido hasta 2012, no ha logrado consolidar un avance continuo desde 2013. En el primer semestre de 2024, la producción cayó a 0,59 millones de toneladas, lo que representa un descenso del 59% en comparación con el mismo periodo de 2012. Este es el segundo nivel más bajo desde 2009, lo que contrasta fuertemente con la evolución brasileña.
Uso del aceite de soja en Argentina y Brasil
Al comparar ambos países, es notable la diferencia en la participación del biodiésel en la demanda de aceite de soja. En Argentina, apenas el 17,4% de la producción de aceite de soja se destina a biocombustibles, mientras que Brasil utiliza la mitad de su producción. Además, Brasil consume más del 80% del aceite de soja para sus industrias locales, mientras que en Argentina más del 75% se exporta en bruto.
Este desequilibrio refleja una menor integración de la cadena productiva en Argentina en comparación con su vecino, donde se agrega más valor a nivel local.