Este jueves por la tarde, con dos horas de antelación a la tradicional ronda, militantes de derechos humanos se dieron cita en la Plaza 25 de Mayo (Córdoba y Laprida) para renovar las pintadas de los pañuelos blancos, emblema de las Madres de Plaza de Mayo. La actividad se realizó justo antes de la ronda semanal, que comenzó a las 17 hs.
Desde 1977 en Buenos Aires y desde los años 80 en Rosario, las Madres de Plaza de Mayo se reúnen semanalmente para exigir la aparición con vida de los desaparecidos y, posteriormente, para reclamar justicia y verdad sobre su destino. En Rosario, este acto de memoria se lleva a cabo en la Plaza 25 de Mayo, donde, tras el fallecimiento de la última Madre de la ciudad en 2021, sus familiares y militantes por los derechos humanos continúan con esta importante tradición.
En esta ocasión, los participantes actualizaron el color blanco de los pañuelos dispuestos en forma circular, colgaron banderas y se prepararon para iniciar la ronda.
Renata Labrador, miembro de la organización Nietes, que surgió en 2021 para abordar temas relacionados con nietos y nietas de personas desaparecidas, comentó a El Ciudadano: “Es importantísimo venir y rondar porque estamos en un contexto muy difícil para la militancia y los militantes de derechos humanos, muy golpeados por un gobierno que claramente niega la historia y reivindica la dictadura. Más que nunca es el momento para venir, rondar y militar siempre por los derechos humanos.” La familia Labrador sufrió severas pérdidas durante el terrorismo de Estado; Miguel Ángel Labrador, de 25 años, fue secuestrado el 12 de septiembre de 1976 y sigue desaparecido, mientras que Víctor y Palmiro Labrador y Graciela Edith Koatz fueron asesinados el 10 de noviembre del mismo año. Renata es la nieta de Palmiro.
Ema Lucero, de 88 años, también estuvo presente en la plaza. Nacida en Córdoba en 1935, vivió parte de su infancia en Villa Mugueta y se trasladó a Rosario en 1946, antes de mudarse a Morón. Allí fue víctima de la Triple A, que la secuestró en abril de 1975; permaneció en cautiverio hasta 1981 y regresó a Rosario, donde reside actualmente.
Lucero expresó su preocupación por las declaraciones públicas de funcionarios y criticó al presidente Javier Milei, a quien considera “un irrespetuoso con el pueblo argentino”. Aseguró que quienes sufren las consecuencias de sus políticas deben organizarse para las elecciones legislativas del próximo año. Además, mencionó que, al recibir la jubilación mínima, ha perdido acceso a muchos medicamentos gratuitos que antes tenía.
Recordando momentos históricos, Lucero relató su experiencia desde la liberación de Juan Domingo Perón en 1945 hasta su vinculación con el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) durante las movilizaciones de finales de los 60. También fue costurera, estuvo casada y tuvo tres hijos. Su secuestro, ocurrido cuando los militares buscaban a su esposo, fue denunciado en 1984 ante la Conadep. En democracia, fue una de las fundadoras de la Coordinadora de Trabajo Carcelario (CTC). Su vida ha estado profundamente marcada por la militancia, y en marzo de este año se estrenó en el Museo de la Memoria el documental “Ema”, que narra su historia.
