Nicolás Maduro se encuentra en una encrucijada mientras el Palacio Miraflores se convierte en su bastión de resistencia. En medio de un creciente aislamiento internacional y protestas en las calles, el presidente venezolano intenta ganar tiempo y consolidar su poder mediante un nuevo movimiento estratégico: posicionar a Edmundo González Urrutia como su “nuevo Juan Guaidó”.
En un reciente discurso televisado, Maduro desafió a González Urrutia con un tono agresivo: “González Urrutia, el nuevo Guaidó, señor cobarde, no se meta con la mujer en la casa y su familia, señor cobarde no se meta con el hombre de a pie, venga por mí, aquí lo espero en (el Palacio) Miraflores, señor González Urrutia, no se tarde en llegar, cobarde”. Este desafío resuena con fuerza, ya que Guaidó, quien se autoproclamó presidente interino entre 2019 y 2023, vio cómo su figura se desvanecía con el tiempo hasta su exilio en Miami.
A diferencia de la situación en 2019, la oposición ahora se presentó a las elecciones y asegura haber ganado con claridad. Según el analista venezolano Piero Trepiccione, subdirector del Centro Gumilla, “Un escenario parecido al de Guaidó no lo veo posible porque esto es algo que estaba previsto desde las diferentes variables que manejaba la estrategia opositora”.
La respuesta del gobierno de Maduro ha sido utilizar el tiempo a su favor. Cuatro días después de las elecciones polémicas, Maduro recibió una reafirmación de lealtad de las Fuerzas Armadas, una pieza clave en su estabilidad. Las fuerzas represivas, incluyendo los temidos “colectivos” chavistas, están preparadas para intensificar la represión a medida que aumenten las protestas.
Mientras tanto, la influencia de las bases chavistas no debe ser subestimada. Aunque la prensa internacional no mostró en vivo las manifestaciones de apoyo a Maduro, estas fueron reflejadas por los medios oficiales. La estructura disciplinada de estas fuerzas chavistas, aunque no necesariamente mayoritaria, juega un papel crucial en la estabilidad del régimen.
La gran incógnita es cuánto tiempo Venezuela permanecerá en el centro de atención internacional antes de que otros eventos globales desplacen la noticia. La mayoría de los periodistas extranjeros que llegaron para cubrir las elecciones están a punto de ver expirar sus visas, lo que podría impactar en la cobertura mediática.
A pesar de la represión y las difíciles condiciones, la oposición ha demostrado una mayor articulación en comparación con años anteriores. Corina Yoris, exprecandidata presidencial opositora, expresó: “Nos quedan por delante muchos días de lucha”. El analista Piero Trepiccione añadió que, “Pareciera haber mayor estrategia en las acciones que se están emprendiendo”, y destacó la masiva participación electoral como un factor crucial.
Maduro, en su feudo del Palacio de Miraflores, observa y espera. Su estrategia recuerda a la de Cuba tras las protestas de 2021, donde la represión severa calmó las manifestaciones, aunque con consecuencias significativas para la población cubana. En Venezuela, el mandatario promete castigos severos para quienes supuestamente intentaron desestabilizar el gobierno, con penas de hasta 20 años de cárcel.
A pesar de las nuevas sanciones internacionales que se perfilan, Maduro cuenta con el apoyo de aliados regionales como Cuba, Nicaragua y Bolivia, así como con el respaldo de potencias globales como Rusia, China e Irán. La estrategia de resistencia de Maduro sigue el modelo cubano, con la esperanza de mantener su poder frente a un creciente descontento interno y una complicada situación internacional.