Newell’s volvió a carecer de definición y la paciencia de su hinchada se agotó en un empate sin goles ante Belgrano. El equipo dirigido por el Gallego Méndez mostró su mejor versión en la primera mitad del encuentro, pero no logró convertir esa superioridad en goles. Con el paso de los minutos, la frustración creció tanto en la cancha como en las tribunas del Coloso Marcelo Bielsa, donde los hinchas comenzaron a exigir la salida del técnico al final del partido.
En los primeros 45 minutos, Newell’s demostró actitud y disposición para buscar la victoria. El equipo mostró orden táctico y, aunque Belgrano se replegó con frecuencia, la Lepra mantuvo la paciencia en busca del espacio adecuado para lastimar al rival. Los hinchas, acostumbrados a reprochar cualquier error, esta vez optaron por apoyar al equipo, reconociendo el esfuerzo mostrado.
Sin embargo, el gran problema fue la falta de gol, un mal que ha aquejado a Newell’s en los últimos tiempos. Las oportunidades estuvieron allí: un cabezazo de Mateo Pérez que hizo temblar el travesaño, un desvío de Salcedo que parecía destinado a ser gol, un potente disparo de Miljevic que puso en aprietos al arquero visitante, y varios intentos más que no lograron superar a Espínola, el guardameta rival.
El dominio de la Lepra en la primera mitad fue evidente, reflejado en la docena de tiros de esquina a favor. Pero la pelota simplemente no quiso entrar, dejando al equipo con las manos vacías al final del primer tiempo. Incluso cuando Belgrano tuvo su única chance clara, la defensa rojinegra logró neutralizarla gracias a una intervención salvadora de Pitbull Fernández.
El desgaste de no concretar terminó afectando a Newell’s en el segundo tiempo. El equipo perdió fuerza e ímpetu, y los cambios introducidos por Méndez no lograron revitalizar el ataque. Así, el partido terminó con un empate 0-0 que, aunque injusto por lo visto en la primera parte, fue un reflejo de la incapacidad ofensiva del equipo.
La reacción del público no se hizo esperar. Lo que comenzó como un apoyo cauteloso se transformó en frustración y enojo al sonar el pitido final. Una vez más, los hinchas salieron decepcionados del Coloso, y la paciencia con Méndez parece haberse agotado.
