La crisis alimentaria en barrios vulnerables de Rosario: el desafío de mantener los comedores en funcionamiento

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En los barrios Las Flores, San Martín Sur y más allá, la sombra del hambre se cierne sobre los ciudadanos de Rosario. En un contexto de ajuste económico y recortes de ayuda estatal, los comedores y merenderos de la ciudad enfrentan un desafío cada vez mayor: alimentar a sus comunidades con recursos cada vez más escasos.

Reina Torres, responsable del comedor "El Progreso" en el Barrio Las Flores, describe una situación desgarradora. Desde diciembre, no han recibido ninguna provisión de alimentos por parte del gobierno nacional, lo que los obliga a recurrir a sus propios recursos para mantener sus puertas abiertas. "Tenemos que sacar de nuestro bolsillo para poder entregar las raciones de comida. La demanda crece cada día", lamenta Torres.

El panorama es desolador en toda la ciudad. En el marco de un paro general que sacude al país, se realizan 44 ollas populares en diferentes puntos de Rosario, donde la comunidad se organiza para cocinar y distribuir comida hasta las 13 horas. Sin embargo, la falta de insumos desde diciembre ha dejado estas ollas vacías en muchos casos, incapaces de satisfacer la creciente necesidad.

Mariana, referente en el barrio Tiro Suizo, describe las dificultades de enfrentar la crisis alimentaria con recursos limitados. A pesar de trabajar incansablemente para proporcionar más de 200 raciones diarias, las ollas de 100 litros no son suficientes para alimentar a todos los que acuden en busca de ayuda. "Este gobierno viene contra todos y tenemos que salir a luchar", declara Mariana.

La situación es similar en otros puntos de la ciudad. María, del barrio La Guardia, y María Vanina, del barrio Libertad, comparten historias de desesperación mientras intentan alimentar a sus comunidades con recursos cada vez más escasos. La demanda no deja de crecer, mientras que los recursos disminuyen, dejando a muchas familias sin acceso a una comida básica.

Dominga, del comedor El Encuentro, lo resume con dolorosa franqueza: "Este Presidente nos está haciendo morir de hambre a todos, en vez de traer alivio". Con las necesidades básicas de alimentación cada vez más difíciles de satisfacer, los comedores y merenderos de Rosario enfrentan una lucha desigual en medio de una crisis económica que parece no tener fin.

En esta batalla contra el hambre, la solidaridad de la comunidad es más importante que nunca. Mientras los comedores luchan por seguir funcionando con cada vez menos, es imperativo que la sociedad en su conjunto se una para apoyar a aquellos que más lo necesitan en estos tiempos difíciles.

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