El Día Mundial del Malbec, el 17 de abril de cada año, marca un hito en la historia vitivinícola argentina, remontándose a la época del presidente Domingo Faustino Sarmiento, quien catalizó una revolución en la industria introduciendo diversas variedades de uvas, incluida la emblemática Malbec, importada desde Francia en 1853.
La Malbec se ha convertido en un símbolo de la Argentina, ganando reconocimiento y premios a nivel global, incluso desafiando la reputación de su país de origen. Desde 2011, esta celebración no solo resalta la importancia cultural del Malbec, sino que también promueve la industria vinícola argentina a nivel internacional.
En el Día Internacional del Malbec, se organizan eventos especiales, degustaciones y promociones en vinotecas y bares especializados en Argentina y en todo el mundo, con el objetivo de honrar el legado y la contribución del Malbec al mundo del vino.
Datos e Historia del Malbec en Argentina:
La Argentina es el principal productor mundial de Malbec, con más de 44 millones de hectáreas plantadas, representando el 38,6% de las variedades de uva tinta y el 22,4% de la superficie total cultivada en el país.
Regiones como Luján de Cuyo, en Mendoza, han obtenido denominación de origen controlada (DOC) para el Malbec, garantizando estándares de calidad en la producción vinícola.
La cepa llegó al país en 1853 de la mano del agrónomo francés Michel Aimé Pouget, contratado por Sarmiento para impulsar la industria vitivinícola nacional. La adaptación del Malbec a los terruños argentinos fue excepcional, superando incluso su rendimiento en Francia.
El Malbec en la Cultura Argentina:
Cinco de cada diez botellas de vino consumidas en Argentina son Malbec, reflejando su prominencia en el mercado local. Sin embargo, es importante destacar que más del 65% del vino producido en el país no especifica la variedad de uva utilizada.
Mendoza, provincia emblemática en la producción vitivinícola, contribuye con el 80% del vino argentino, mientras que el 60,8% de los argentinos consumen vino al menos una vez por semana, con un promedio anual de 18 litros por persona, marcando una tendencia descendente desde los 91 litros registrados en años anteriores.