La defensa de Tony Janzen Valverde Victoriano, conocido en el mundo delictivo como “Pequeño J”, inició una ofensiva legal para frenar su traslado a la Argentina. El joven de 20 años es uno de los principales imputados por el brutal asesinato de Brenda del Castillo, Morena Verdi y Lara Gutiérrez, cuyos cuerpos fueron hallados en un pozo en septiembre pasado.
El argumento de la defensa y el riesgo de vida
Marcos Sandoval, abogado del acusado, confirmó que buscan impedir la extradición alegando razones de seguridad personal. “En caso de ser extraditado, corre riesgo su vida”, sostuvo el letrero en declaraciones periodísticas, argumentando que el clima de hostilidad en Argentina tras el crimen impide garantizar su integridad física.
Actualmente, Valverde Victoriano se encuentra alojado en el penal de Nueva Cantera Imperial, en la localidad peruana de Cañete. Según su defensa, el Estado peruano tiene la obligación de protegerlo frente a una imputación que califican de injusta: “Él no tuvo nada que ver, es inocente”, remarcó Sandoval.
La conexión narco y el rol de "Señor J"
La investigación, que inicialmente situó a “Pequeño J” como el autor intelectual de los crímenes, reveló una estructura jerárquica más compleja. Se cree que el joven lideraba una organización narco con base en la Villa 1-11-14 y el sur del conurbano, pero que respondía a un superior: Joseph Freyser Cubas Zavaleta, apodado “Señor J”.
Bajo esta línea investigativa, las adolescentes habrían sido víctimas de una trama vinculada al tráfico de drogas. Las tres amigas, que estuvieron desaparecidas cinco días, fueron sometidas a torturas antes de ser ejecutadas y enterradas en el patio de una vivienda en Florencio Varela, en lo que se conoció como la "casa del horror".
El audio revelador y la caída en Perú
La captura de Valverde Victoriano fue posible gracias a un error tecnológico: un mensaje de voz enviado a su novia. En el audio, el acusado admitía estar prófugo y moviéndose en la clandestinidad. “Esperá a que arregle este problema, porque yo ando corrido, no ando ni en mi casa”, confesaba en la grabación que permitió a Interpol rastrear su ubicación.
Finalmente, fue interceptado por la Policía Nacional del Perú mientras intentaba huir oculto en un camión de transporte de pescado por la Panamericana Sur. A pesar de las pruebas, como las imágenes de cámaras de seguridad que lo muestran junto a una de las víctimas días antes del crimen, el detenido insiste en su inocencia: “Me están echando la culpa nada más”.
Hacinamiento en el penal de Cañete
Mientras la Corte Suprema de Perú define su situación procesal, “Pequeño J” enfrenta condiciones críticas de detención. El penal de Nuevo Imperial registra un hacinamiento extremo, albergando a casi 2.000 internos en un espacio diseñado para menos de la mitad.
El acusado permanece en un sector de prisión preventiva, a la espera de que la justicia determine si debe ser juzgado por los tribunales argentinos o si prospera el recurso de su defensa para permanecer en territorio peruano.
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