Como cada 8 de diciembre, miles de hogares en la Argentina cumplen con el ritual de desempolvar las cajas y dar vida al árbol de Navidad. Coincidiendo con el feriado por el Día de la Inmaculada Concepción de María, la fecha marca el inicio formal de la temporada de fiestas.
Sin embargo, el origen de esta tradición argentina no es puramente religioso. Lo que hoy es un hecho cultural que inunda shoppings, calles y monumentos, tiene raíces que mezclan mitología nórdica, celebraciones celtas y relatos históricos que atraviesan los siglos.
El cruce entre la fe cristiana y las tradiciones paganas
La elección de esta fecha se consolidó en 1854, cuando el Papa Pío IX proclamó que la Virgen María fue preservada del pecado original desde su concepción. No obstante, la costumbre de adornar un árbol es muy anterior al dogma católico.
Los pueblos nórdicos, por ejemplo, solían adorar cada 8 de diciembre el nacimiento de Frey, dios del sol y la fertilidad, adornando un árbol. Por su parte, los celtas celebraban el solsticio de invierno decorando robles con antorchas, simbolizando el retorno de la luz.
Con la expansión del cristianismo, la Iglesia resignificó estos elementos. El uso de árboles de hoja perenne comenzó a representar el amor eterno de Dios, mientras que su forma triangular se asoció a la Santísima Trinidad.
Martín Lutero y el árbol que llegó a la Argentina
Una de las leyendas más difundidas atribuye el pino moderno a Martín Lutero. Hacia el año 1500, el monje alemán intentó replicar el brillo de las estrellas sobre el bosque llevando una rama a su hogar y decorándola con velas, símbolo de la luz de Cristo.
En Argentina, el primer registro de un árbol navideño data de 1807. La historia le atribuye este hito a un inmigrante irlandés, quien decoró un ejemplar en una plaza pública, importando una costumbre que rápidamente fue adoptada por la sociedad local.
“El armado del arbolito excede las creencias religiosas; es un imán para grandes y chicos que hoy funciona como un símbolo de unión familiar y prosperidad”, explican especialistas en tradiciones locales sobre el impacto cultural de la fecha.
Adornos con significado: de las manzanas a las luces LED
A lo largo del tiempo, la estética del pino ha evolucionado. Originalmente se decoraba con manzanas, que recordaban el paraíso bíblico, pero estas fueron reemplazadas por las bolas de colores que vemos hoy. Las luces, en tanto, sustituyeron a las velas antiguas.
A pesar de los cambios, algunos elementos se mantienen innegociables:
La estrella de Belén: Ubicada siempre en la punta como guía de los Reyes Magos.
El muérdago: Utilizado para atraer la buena suerte y la protección.
Los regalos: Basados en una antigua costumbre donde se dejaba un objeto preciado al pie del árbol para obtener compensaciones en el año entrante.


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