María Guardiola gana en Extremadura pero Vox duplica sus votos y condicionará el Gobierno

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La estrategia del adelanto electoral no dio los frutos esperados para el Partido Popular en Extremadura. Aunque María Guardiola logró ratificar su liderazgo con una victoria clara de 29 diputados, el crecimiento exponencial de Vox y el hundimiento sin precedentes del PSOE reconfiguran el mapa político regional. Con la extrema derecha duplicando su representación, la gobernabilidad de la Junta vuelve a quedar supeditada a una negociación que se anticipa compleja y de alto costo político para los populares.

El dilema de la mayoría y el ascenso de Vox

La apuesta de Guardiola por convocar a las urnas de forma anticipada tenía un objetivo nítido: sacudirse la dependencia de Vox y alcanzar una mayoría suficiente para gestionar en solitario. Sin embargo, los resultados del domingo dejaron un sabor agridulce. El PP no solo quedó lejos de la mayoría absoluta, sino que terminó perdiendo algunos apoyos por el camino, mientras que la formación de Santiago Abascal se convirtió en el gran ganador de la jornada al alcanzar los 11 diputados.

Este escenario echa por tierra el ensayo que el PP buscaba proyectar hacia otras autonomías. "La victoria de Guardiola estaba asegurada, pero la decisión de apretar por primera vez el botón del adelanto electoral solo buscaba quitarse de encima a los de Abascal", analizan fuentes políticas tras conocerse que, a pesar del brindis por el triunfo, la estabilidad de la Junta dependerá de una abstención o un apoyo de Vox que no será gratuito.

Debacle histórica: el PSOE pierde su feudo

El dato más impactante de la noche electoral fue el colapso del socialismo. En lo que históricamente fue un bastión inexpugnable para el partido, el PSOE registró su peor marca con apenas 18 diputados, diez menos que en los comicios de 2023. La erosión fue total: el partido perdió a la mitad de sus votantes, quienes optaron masivamente por la abstención en lugar de migrar hacia otras fuerzas.

El desgaste provocado por escándalos de presunta corrupción y la falta de un candidato consolidado terminaron por pasar factura. Miguel Ángel Gallardo, secretario general del PSOE extremeño, reconoció la gravedad de la situación: “Son muy malos resultados”, admitió en una comparecencia tensa donde evitó confirmar su dimisión. Gallardo, actualmente procesado por la contratación del hermano del presidente del Gobierno durante su etapa en la Diputación de Badajoz, atribuyó la derrota a una multiplicidad de factores, aunque la crisis interna ya enciende alarmas en la sede nacional de Ferraz.

El rol de la izquierda y el futuro de la Asamblea

Por su parte, la coalición Unidas por Extremadura logró una mejora que, si bien es positiva, resulta insuficiente para alterar el bloque de poder. La lista encabezada por Irene de Miguel alcanzó los 7 diputados, logrando capitalizar apenas una mínima fracción del desplome socialista.

“Somos una luz de esperanza en toda la izquierda transformadora en todo el país”, señaló De Miguel, proyectando este resultado como un modelo de resistencia frente al avance de la derecha. No obstante, con un bloque conservador que suma 40 escaños frente a los 25 de la izquierda, el tablero queda definido. El foco ahora se traslada a las mesas de negociación, donde el PP deberá decidir qué concesiones está dispuesto a hacer para que María Guardiola inicie su segundo mandato antes de que termine el año.

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