La ciudad de Rosario fue escenario de una masiva movilización este sábado 1 de febrero en el marco de la "Marcha Federal del Orgullo Antifascista y Antirracista". Desde la Plaza San Martín hasta el Monumento Nacional a la Bandera, miles de manifestantes expresaron su rechazo a los discursos de odio, la persecución a las disidencias y el desfinanciamiento de políticas de género y diversidad impulsadas por el gobierno de Javier Milei.
El documento difundido por las organizaciones locales expresó una fuerte crítica al impacto de las medidas económicas y sociales del gobierno libertario: "Ataques constantes a nuestros jubilades llevando adelante un verdadero gerontocidio, persecución hacia las organizaciones piqueteras, eliminación de los programas de ayuda alimentaria a comedores populares, despidos en los sitios de la Memoria, devaluación de los salarios y un crecimiento incesante de la pobreza".
Un reclamo que se replicó en todo el país y el mundo
La marcha en Rosario fue parte de una movilización más amplia que tuvo su réplica en otras ciudades del país y en el exterior, incluyendo concentraciones en Reino Unido, España y Alemania. La convocatoria se enmarcó en el repudio al discurso de Milei en el Foro Económico Mundial de Davos, donde el presidente argentino apuntó contra los colectivos LGBTIQ+, las políticas de protección ambiental, el feminismo y el concepto de diversidad.
Bajo la consigna "La vida está en riesgo ¡Basta! Al clóset no volvemos nunca más", la movilización reunió a organizaciones sindicales, políticas y sociales, así como a ciudadanos autoconvocados que decidieron sumarse en rechazo a las políticas gubernamentales. Aunque la protesta tenía un fuerte tono de denuncia, en la Plaza San Martín el ambiente también tuvo momentos de encuentro, con jóvenes organizándose, grupos desplegando banderas y una atmósfera de resistencia festiva.
Un discurso presidencial que generó indignación
El presidente Milei generó una fuerte polémica en Davos con sus declaraciones sobre diversidad y derechos humanos. En su intervención, afirmó que desde foros internacionales se "promueve la agenda LGBT, queriendo imponernos que las mujeres son hombres y los hombres son mujeres sólo si así se autoperciben". También utilizó ejemplos tergiversados para asociar la identidad de género con delitos y descalificó la lucha por la igualdad de derechos.
En su discurso, Milei también apuntó contra el feminismo, al que calificó de "radical y distorsionado", asegurando que "la igualdad ante la ley ya existe en Occidente", negando la existencia de la violencia de género y la brecha salarial. Además, desestimó el concepto de cupos laborales para minorías, a los que tildó de "atentar contra la excelencia".
Las declaraciones del mandatario generaron una ola de repudio, tanto en el ámbito político como en la sociedad civil, que se expresó en las calles con la multitudinaria marcha en Rosario y otras ciudades.
Mientras desde el gobierno intentaban minimizar el impacto del discurso, con el jefe de Gabinete Guillermo Francos asegurando que Milei no había dicho lo que se le atribuye, la indignación creció en redes sociales y en las movilizaciones. La jornada dejó en claro que los sectores atacados por el discurso oficial no están dispuestos a retroceder en sus derechos.