Con 29 atentados a balazos en su historial, Andrés Bracamonte, conocido como "Pillín", era consciente de las amenazas en su contra. Barrabrava del club Rosario Central por 25 años, Pillín sabía que su vida estaba en riesgo, especialmente después del último ataque que sufrió en agosto. Sin embargo, se encontraba "regalado" en la esquina de Avellaneda y Reconquista, aparentemente sin sospechas, incluso al notar el apagón en la calle antes de ser asesinado. Testigos afirman que en el momento del ataque estaba contando dinero de una recaudación.
La muerte reciente de Samuel Medina, alias el "Gordo Samu" y yerno de Guille Cantero, líder de la banda Los Monos, ha avivado las especulaciones en torno al asesinato de Pillín. Existen varias hipótesis: una apunta a un enfrentamiento directo entre Los Monos y Bracamonte, aunque personas cercanas a Pillín desmienten esta versión. Medina, considerado cercano a Pillín, compartía viajes con él y su asesinato está vinculado, según fuentes investigativas, a una banda dirigida desde Buenos Aires. Al parecer, Pillín había humillado personalmente a un miembro de esa banda, un acto que no pasó desapercibido en el submundo del crimen.
La sospechosa situación de Bracamonte en la esquina oscura ha generado inquietud: instantes antes de que ocurriera el ataque, se produjo un apagón en la zona, coincidiendo con un partido de Rosario Central. Pillín y quien se consideraba su sucesor fueron asesinados en la penumbra, lo cual deja un manto de duda sobre si el apagón fue planificado.
Otra versión sugiere que Pillín intentaba evitar que esta banda periférica, contraria a Los Monos, vendiera sustancias en el estadio, para evitar una intervención de la Policía Federal. Tras el allanamiento a esta banda, que mantiene rivalidad con Los Monos, los investigadores sospechan que, de confirmarse esta hipótesis, la disputa por el control de Rosario podría desatar conflictos entre dos grandes facciones, además de definir quién tomará la posta en el paravalancha canalla.
Un atentado a balazos acabó con la vida de Andrés «Pillín» Bracamonte, histórico jefe de la barra brava de Rosario Central, y de su mano derecha, Daniel «Rana» Atardo. La emboscada se produjo a pocas cuadras del estadio Gigante de Arroyito tras la derrota del equipo local ante San Lorenzo, mientras una multitud se desplazaba por la zona. Fuentes oficiales confirmaron que el ataque dejó sin vida a ambos líderes, quienes fueron alcanzados por múltiples disparos que desataron el caos entre los presentes.
El violento episodio se suma a una larga lista de atentados contra Bracamonte, quien en sus 25 años al frente del paravalanchas canalla contaba con un historial de 29 intentos de asesinato previos, de los cuales había escapado ileso o con heridas menores. Sin embargo, esta vez, el ataque fue letal. Apenas semanas atrás, "Pillín" había sobrevivido a otro intento de asesinato mientras se desplazaba con su pareja por el parque Alem, siendo ambos tiroteados por un motociclista.
Poco después se confirmó oficialmente que ambos habían fallecido como consecuencia de las heridas de arma de fuego.
Un líder polémico y mediático
Bracamonte había liderado la barra de Central desde fines de los 90, consolidándose como jefe único en 1999. Durante su mandato, fue objeto de múltiples enfrentamientos y conflictos legales, que incluyeron acusaciones de extorsión y lavado de activos, además de problemas con el ingreso a estadios desde 2018. En el ámbito mediático, el líder barrabrava fue objeto de varios reportajes y hasta protagonizó una serie televisiva donde mostró su vida dentro de "Los Guerreros".
Entre los ataques documentados, destaca uno en 2002, cuando recibió tres impactos de bala en la puerta de un gimnasio. A lo largo de los años, fue objeto de múltiples atentados, incluyendo un tiroteo en la puerta de su casa en 2006 y otro en su residencia actual en el country de Ybarlucea, donde se dejó una nota amenazante contra él.
El impacto del asesinato en Rosario
Carlos del Frade, diputado provincial del Frente Amplio por la Soberanía, sostuvo que el asesinato de "Pillín" marca un antes y un después en el ámbito criminal de Rosario. Comparó su muerte con el caso de "Pájaro" Cantero, cuya desaparición desató una ola de violencia en la región. Del Frade advierte que "se avecinan días bravos en la ex ciudad obrera", insinuando que el vacío de poder podría intensificar los conflictos en una ciudad donde las rivalidades criminales suelen reconfigurar el panorama de la violencia urbana.
La figura de "Pillín" representa una era para la barra brava de Central y deja un legado complejo. Con su asesinato, Rosario enfrenta un incierto periodo de reacomodamiento criminal, donde el control de los negocios ilegales relacionados con el fútbol podría cambiar de manos en medio de una creciente tensión en las calles.