Newell’s ganó, y no es poco. Enfrentar a Independiente era un desafío complicado, más aún con la previa cargada de tensión: “carteles de reprobación a directivos y jugadores” amenazaban con un desenlace adverso en caso de un mal resultado. Pero la Lepra se mostró sólida, cortó una racha de “seis partidos sin ganar” y brindó una actuación alentadora para el recién llegado Mariano Soso. Además, el triunfo coronó de forma perfecta el homenaje a Diego Maradona.
¿Por qué ganó Newell’s? Quizás haya influido el aura de Diego, homenajeado antes del partido. Desde su mítica “diez” pudo haber inspirado a Éver Banega, quien ejecutó con jerarquía un penal crucial en los primeros minutos. También podría pensarse que alguna fuerza empujó el balón tras el rebote en Juanchón García para concretar el segundo gol antes del manotazo de Rodrigo Rey, haciendo estallar al Coloso una vez más.
Dejando de lado las explicaciones místicas, otra respuesta más terrenal apunta al impacto de Mariano Soso. El nuevo técnico observó el encuentro desde el palco, y los jugadores, conscientes de la importancia de mostrarse, respondieron con “otra actitud” muy diferente a la de los últimos encuentros. La defensa, con un destacado Cristian Lema y un inspirado Gustavo Velázquez, se mostró más atenta, mientras que Alan Salcedo y el arquero Lautaro Hoyos se lucieron, este último con tres intervenciones clave para mantener la ventaja. En ataque, el joven Silvetti desbordó constantemente, bien acompañado por Banega, García y Miljevic.
Aunque nadie olvida el año lleno de decepciones, esta actuación permitió, por una noche, reemplazar la bronca por “sonrisas y abrazos”. No obstante, la tranquilidad no fue total. Hoyos debió salir lesionado, dejando su lugar al resistido Ramiro Macagno. Para aumentar la tensión, el árbitro Andrés Merlos adicionó diez minutos, y a siete del final Independiente descontó, haciendo temer un empate. Sin embargo, Newell’s sostuvo el resultado.
Tal vez fue el espíritu de Diego o el cambio que promete Mariano Soso. Poco importa. Por ahora, los hinchas leprosos tienen derecho a disfrutar, aunque las heridas del pasado sigan presentes.