El mes de septiembre de 2024 trae consigo una oleada de aumentos que afectarán fuertemente la economía de los argentinos. A pesar de las proyecciones de una inflación por debajo del 4% para este mes, los consumidores no encontrarán alivio en sus bolsillos, enfrentándose a incrementos en una amplia variedad de servicios y productos esenciales. Esta situación subraya una preocupante desconexión entre la baja inflación y la continua erosión del poder adquisitivo.
Uno de los aumentos más impactantes recae en los alquileres. Los inquilinos que firmaron contratos bajo la ley de Alquileres —que aunque derogada por el gobierno de Javier Milei, aún rige para contratos en curso— verán un incremento anual del 243,1%. Aquellos que pagaban $150.000 mensuales en septiembre de 2023, ahora deberán desembolsar $514.650, evidenciando una disparidad creciente entre los ingresos y el costo de vida.
En cuanto a los combustibles, se anticipan subas del 19,95% en la nafta y del 9,86% en el gasoil, si se aplican las actualizaciones de los impuestos al Combustible Líquido y al Dióxido de Carbono que el gobierno ha venido postergando. Estos aumentos, junto con los ajustes por devaluación y costos de biocombustibles, podrían llevar el precio de la nafta súper a $1.190,10 por litro y el gasoil a $1.347,60 en Buenos Aires, con valores aún más elevados en el interior del país.
Además, las tarifas de luz y gas aumentarán un 4% en septiembre, en respuesta a la necesidad de compensar el recorte del impuesto País a las importaciones. Este incremento se suma a un contexto donde muchos ya luchan por mantener su nivel de consumo energético, y donde la inscripción en el Registro de Acceso a los Subsidios de Energía (Rase) será clave para quienes buscan algún tipo de alivio.
Los usuarios de medicina prepaga enfrentarán un nuevo aumento en sus cuotas, entre el 4,5% y el 5,8%, marcando el tercer incremento en lo que va del año. Este sector, que debería ser accesible, se está convirtiendo en un lujo para muchos, en un contexto donde la salud pública también enfrenta desafíos.
Las tarifas de agua en el Área Metropolitana de Buenos Aires (Amba) registrarán un aumento del 4,48%, afectando a millones de hogares y sumando presión al ya agobiado presupuesto familiar.
Asimismo, el transporte público podría ver nuevas subas, especialmente si se elimina el Boleto Integrado en la tarjeta Sube, lo que aumentaría entre un 33% y un 71% el gasto de quienes realizan más de un viaje.
Finalmente, los servicios de cable y telefonía también incrementarán sus tarifas, con subas a partir del 4,9%, impactando especialmente en los sectores de menores ingresos.
A pesar de la esperada desaceleración inflacionaria, el constante aumento en bienes y servicios esenciales sigue erosionando el poder adquisitivo de los argentinos, evidenciando una desconexión preocupante entre la macroeconomía y la realidad cotidiana.
