Nahuel Sotelo será el reemplazante de Francisco Sánchez en la secretaría de Culto de la Nación. (Foto: prensa La Libertad Avanza)
El presidente Javier Milei ha anunciado un cambio significativo en su gabinete con la designación de Nahuel Sotelo como nuevo secretario de Culto, reemplazando a Francisco Sánchez, quien dejó el cargo por “motivos personales”. La salida de Sánchez, un exdiputado del PRO, se ha interpretado dentro del oficialismo como un intento de suavizar las tensiones con la Iglesia.
Nahuel Sotelo, actual diputado provincial en Buenos Aires y presidente del bloque de La Libertad Avanza en la Legislatura bonaerense, será el nuevo encargado de la Secretaría de Culto. Sotelo, de 29 años, es conocido por su firme alineación con los principios libertarios y su cercanía ideológica con la Iglesia. Su llegada al puesto marca un contraste con la administración anterior, dado que Sotelo es un firme defensor de los valores católicos, a diferencia de su predecesor cercano a Patricia Bullrich.
Sotelo es autor del libro “Cartas de los 70. El dolor de la otra parte”, donde presenta una visión revisionista de la historia reciente de Argentina, argumentando que la memoria de las Organizaciones de Derechos Humanos es parcial y selectiva en comparación con la historia completa.
Desde joven, Sotelo ha estado involucrado en la política, comenzando su militancia a los 15 años y ascendiendo a través de La Libertad Avanza tras liderar la agrupación “La Julio Argentino”. Recientemente, se ha enfocado en la política provincial y ha participado en reuniones con concejales de Quilmes en preparación para las elecciones legislativas de 2025, aunque también se menciona su interés en una posible candidatura para la intendencia del municipio de la Tercera Sección.
Sotelo, quien está casado con la influencer cristiana mexicana Clara Cueva, ha mantenido un buen vínculo con la Iglesia, incluso acompañando a Milei en la visita al Papa Francisco en Roma. Su objetivo en la Secretaría de Culto será fortalecer la relación entre el Gobierno y la Iglesia, rechazando críticas al Papa y buscando una agenda conciliatoria.
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